Capítulo 1 - Despertando primera parte.

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"No hay nada tan hermoso como venir a un mundo como este... pese a que jamás conocí a mis padres aún recuerdo la calidez del eclosionar, el cómo mi pequeño mundo se expandió entre pequeños fragmentos de luminiscencia hasta que mis pequeños ojos vieron más allá de sombras con la cual conviví por tanto tiempo"

Un lejano recuerdo en la mente de un Ser vivo se mostraba en el momento que entre su pico deslizaba una taza de té caliente hasta decir para sí mismo esbozando una sonrisa.

-Mi infancia...

La increíble luz de tres enormes soles con forma humana entrelazándose de forma muy íntima daba paso a la mañana de alguna parte de ese planeta perdido en otro universo, en alguna parte de sus secretos se encontraba un reino muy llamativo, edificios contemporáneos al mundo humano rodeaban la enorme edificación de la estructura de una fornida Águila la cual portaba un tridente el cual claramente era una torre.

El sonido de la metrópoli comenzaba por el inicio de las mañanas, en la terraza del aclamado hotel de lujo "Wellington" se encontraba nuestro peculiar héroe, un elegante pingüino quien no había dormido en lo absoluto la noche anterior, sostenía entre su pata una tetera para servirse más té relajante.

El general el ave marina portaba siempre un camisón negro de botones acompañado de una larga corbata roja, en general no usaba pantalones ni zapatos ya que no lo consideraba necesario, en su cabeza jamás faltaba el enorme sobrero de copa que retiraba en contadas ocasiones y en su ojo izquierdo siempre le acompaña un redondo monóculo con pequeñas gemas incrustadas en el marco.

-Para aquellos que me observan me presento ante ustedes, mi nombre es Pirota Bartolomet aunque siéntanse libres de llamarme únicamente Pirota, será un placer que me acompañen en mi travesía.

Pirota libero aquellas palabras esa mañana pese a que nadie estaba a su alrededor en la terraza, ciertamente presentía que en algún lugar distante puede que le estuviesen admirando, posiblemente podía ser una buena forma de empezar la mañana.

El pingüino se levantó de aquella silla amueblada admirando desde una extensa baranda de plantas la extensión de la ciudad quien se ponía en marcha, seres antropomórficos y algunos humanos marchando en distintos caminos a seguir.

Justo en ese instante como por casualidades del destino encendieron la fabulosa radio de coral de la terraza, Pirota en ello se vio deslumbrado por la melodía.

Mientras la melodía sonaba Pirota regresaba a la mesa cercana a la silla que ocupaba, pequeños libros que apreciaba durante los últimos días revelaban ilustraciones que contaban una historia: "Un enorme huevo se abría emergiendo un pingüino, seguido de ello el bebé se encontraba solitario, dos osos que trabajaban con la Madera le adoptaron, al paso de los años el pequeño se vuelve un niño con talento para hacer flotar naipes, el Ser antropomórfico entra en lo que parecía una escuela de magia con Pandas vestidos de hechiceros, pasando a otra ilustración el pingüino siendo ya un adulto derrotaba con varios mazos de cartas a cuatro dragones que deseaban destruir la ciudad, por secuencia se podía ver al actual señor pingüino Pirota recibiendo el título de: maestro de cartas y la última ilustración era un particular dibujo con aspecto de haber sido realizado por un infante donde Pirota le otorgaba a un hombre de aspecto borroso entre sus manos lo que parecía una estrella fugaz".

Pirota al ver el ultimo dibujo dijo con un susurro y una sonrisa en su pico.

-La providencia decidirá lo que sucederá a continuación.

Con estas palabras Pirota cerro los libros apilándolos en una esquina del tablero, al finalizar la tonada apareció una coqueta mujer hipopótamo la cual se encargaba de atender a los clientes VIP del Hotel.

-Estimado Lord Pirota muy buenos días ¿se le ofrece algún otro servicio?

-Si Melisa, me gustaría que los libros como siempre sean enviados a sus instalaciones- contestó Pirota limpiándose el monóculo-, hoy debo encargarme de varios asuntos por lo cual muy agradecido con sus labores.

-Siempre es un enorme placer servirle ¿Seguro Lord no quiere llevarse alguna de las galletas de Chocolate con babosa? - pregunto Melisa con encanto mientras sus gafas oscuras resaltaban su personalidad relajada.

-Muy encantando, de verdad adoro esas galleras- aceptó Pirota mientras la señora buscaba entre unas estanterías del complejo aquel artículo mencionado.

El pingüino al recibir el frasco procedió a devorar el dulce cuyo sabor era entre manso y blando mientras procedía a retirarse del complejo, como siempre las cuentas ya se encontraban pagas por lo cual se podría decir aquel Hotel era como un segundo hogar para su persona, especialmente la refrescante terraza perfecta para relajarse... era uno de sus lugares especiales.

Pirota al salir por las puertas intercambiables del hotel recibió en pleno vuelo una de sus fantásticas cartas especiales la cual poseía la tarea de otorgarle noticias de sus labores en pro del reinado.

Al recibirla entre sus patas vio retratada la lamentable escena de un grupo de Pandas hechiceros siendo quemados vivos mientras les gritaban.

- ¡BRUJOS! ¡MUERAN BRUJOS!

Pirota en ello trago saliva mientras su expresión se tornaba con seriedad.

-La iglesia de nuevo...

Continuara...

El maestro de las cartas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora