Without guilt in love #2 [✓] Corregida

Epílogo

Narrado por Eddie

—Debes mantener la calma—me dijo Jason

Lo mire mal. He pasado los últimos tres días aquí y aún no hay noticias de ella.¿¡Por qué tardan tanto!?

—Lo último que me dije es que era un monstruo—replique.

Jason entendió a lo que me refería. Si le pasa algo, me sentiré terrible.

Podía sentir el resorte en mi rostro, significando que las lágrimas ya están secas. Miraba un punto fijo hasta que...

—Familiares de Abby Carver.

Me levanté al escuchar su nombre, al igual que los Byers, Hopper, los Sinclair, mi tío Wayne...bueno, todos estaban aquí por ella. Solo faltaba Max pero aún no le dan de alta y prácticamente están en el mismo hospital.

—Bueno, pues...el golpe en la cabeza fue muy fuerte y es muy probable que esté en coma por un tiempo

Me mordí mi mejilla desde el interior, hasta sentía que me estaba sangrando. Todo es mi maldita culpa.

Tenia ganas de golpearme a mí mismo, tan fuerte hasta quedar inconciente. Me lo merecía.

—Debo decirle que...ha abortado. El feto no tenía más de tres semanas, lo cual a la paciente no le afecto más de lo que debería, por ahora está estable.

¿Abortado?

¿Feto?

Recordé la vez que estuvimos en la ducha. Ese mismo día tuvimos sexo dos veces y no usamos protección. No pensamos nada en ese momento más que entregarnos uno al otro.

Y me doy cuenta que perdimos un bebé.

Un bebé, mío y de la mujer que amo.

De la mujer a la que le grité y le dije cosas hirientes.

La que está en una camilla luchando por su vida.

—¿Esta seguro que ella estaba... embarazada?—pregunta Jason.

El hombre de bata blanca asintió.

Wayne se tapo el rostro y comenzó a llorar. Recuerdo las veces que me decía que anhelaba con que Abby y yo formemos una familia. Decia que ser abuelo se sentiría completo.

Y yo le rompí esa ilusión....

***

Medio año...seis malditos meses.

¡Y por fin despertó!

Tome un taxi cuando recibí la noticia. Jason ya no se fue a la universidad. No quiso hacer caso cuando le dije que yo me encargaría.

Llevaba su peluca en la mano. Le creció su cabello, al igual que el mio pero aún así, no se si quiera ponérsela de nuevo.

La recepcionista me dejó pasar. Ya me conocía cuando venía a diario a visitarla y contarle las partidas de Calabozos y dragones con todo el club. Bueno, menos por Jeff y Gerard.