Mientras caminaban cogidos de la mano por la playa, Angelo y Mau sentían una profunda satisfacción. Las olas golpeaban suavemente sus pies y la arena estaba fresca bajo sus pies. El aire olía a sal y a mar, y el sonido de las gaviotas llenaba sus oídos. El cielo nocturno era un lienzo de azules y morados profundos, con estrellas que centelleaban como diamantes sobre ellos.
Mientras caminaban, se miraban el uno al otro con ojos llenos de amor y deseo. Llevaban meses esperando este momento, la culminación de su amor. La boda había sido una hermosa celebración de su amor, con amigos y familiares reunidos para ser testigos de su compromiso mutuo. Pero ahora estaban los dos solos en la playa, dispuestos a expresar su amor de la forma más íntima posible.
Angelo se volvió hacia Mau, con los ojos llenos de un hambre que apenas podía contener. "Te deseo, Mau. Quiero demostrarte lo mucho que te quiero", dijo en voz baja y ronca.
El corazón de Mau se aceleró de excitación y sintió que un calor se extendía por todo su cuerpo. "Yo también quiero eso, Angelo. Quiero sentir tu tacto", respondió, con la voz temblorosa por la expectación.
Sin decir nada más, Angelo cogió a Mau de la mano y lo condujo a su suite nupcial, una villa privada en la playa. La habitación estaba iluminada con velas, que proyectaban un suave resplandor sobre todo, y la cama estaba adornada con pétalos de rosa.
Cuando salieron al balcón, vieron las olas del océano iluminadas por la luna, que rompían suavemente contra la orilla. Angelo se volvió hacia Mau, con ojos intensos de deseo. Tomó la cara de Mau entre las manos y lo besó profundamente, entrelazando sus lenguas en una danza apasionada.
Mau gimió suavemente mientras las manos de Angelo recorrían su cuerpo, acariciándolo con ternura y pasión. Se dirigieron lentamente a la cama, donde Angelo tumbó suavemente a Mau y empezó a desnudarlo. Cada caricia provocaba escalofríos en Mau, que sentía un profundo anhelo por las caricias de Angelo.
Mientras hacían el amor, ambos sintieron una profunda conexión que iba más allá del ámbito físico. Estaban conectados en cuerpo y alma, y sabían que su amor seguiría fortaleciéndose con el paso de los días. Se susurraban cosas dulces, diciéndose lo mucho que se querían y deseaban.Sus cuerpos se movían en perfecta armonía, y el calor de su pasión aumentaba a cada instante. El aliento de Angelo calentaba la piel de Mau, que gritó de placer cuando alcanzaron la cima de su deseo. Permanecieron tumbados, con sus cuerpos entrelazados, perdidos en el momento, perdidos el uno en el otro.
Cuando la noche se convirtió en mañana, permanecieron tumbados, abrazados, sintiendo el calor del sol en sus rostros. Sabían que su amor era verdadero y que siempre estarían el uno para el otro, en las buenas y en las malas. Habían encontrado la eternidad el uno en el otro y nada podría cambiarlo.
El amor de Angelo y Mau era un testimonio del poder del amor y de la idea de que el amor verdadero no conoce fronteras. Se habían encontrado en el lugar más inesperado y habían creado un amor lo suficientemente fuerte como para resistir todo lo que la vida les deparara. El día de su boda había sido una celebración de ese amor, y su noche de bodas había sido una hermosa expresión de la pasión y el deseo que sentían el uno por el otro. Se sentían agradecidos el uno por el otro y por el amor que compartían. Sabían que estaban destinados a estar juntos, ahora y siempre. Sabían que su amor era verdadero y que siempre estarían el uno para el otro, en las buenas y en las malas. Habían encontrado la eternidad el uno en el otro y nada podría cambiarlo.