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— Mamá

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— Mamá.
...
— Mamá.
...
— Mamá, despierta.

Despierto cuando el susurro es dirigido justo a mi oído, abro los ojos y veo a mi hija parada junto a la cama.

— Hola, bebé. ¿Qué haces despierta? —Consigo decir en medio bostezo mientras mi hija espera pacientemente a que me despierte por completo.

— Mamá, ¿por qué mami está en la cama contigo? —Susurra Haewon otra vez.

Miro hacia abajo y veo el brazo de Minatozaki rodeándome y siento lo apretado que está su cuerpo contra el mío. Joder.

— Ella se quedó a dormir, ¿recuerdas?

— Pero tú dices que ella duerme en el sofá. ¿Mami tuvo un sueño feo? —Pregunta con empatía.

— ¡Sí! —Concuerdo rápidamente, usando su sugerencia como una excusa razonable del por qué su madre está en la cama conmigo. Haewon aún no sabe de lo cercanas que nos hemos hecho—. Digo, sí, eso fue. —Trato de quitarme el brazo de Sana de encima y sentarme para sacar a Haewon de la habitación, pero la mujer aprieta su agarre y me atrae más contra ella—. ¿Quieres subir a la cama con nosotras, Hae?

Haewon asiente y salta a la cama, su rodilla me golpea en el estómago y gruño de dolor.

— Perdón, mamá.

Me las arreglo para acostarme boca arriba y aunque continúo en brazos de Sana, ella reconoce movimiento y trata de pegarme más a su cuerpo. Haewon se sienta en mi estómago, afortunadamente sobre la cobija porque aún estoy solo en ropa interior y la erección de su madre sería difícil de explicar.

— ¿Cómo dormiste, bebé? —Le pregunto a mi hija que parece estar completamente despierta y luciendo una de las sonrisas más dulces que le he visto.

— Muy bien.

— ¿Por qué estás sonriendo tanto? —Le pregunto de manera juguetona, picando su estómago para hacerle cosquillas. Haewon niega que lo esté haciendo y esconde su cara en mi cuello para que no vea su sonrisa que pronto se convierte en una fuerte y adorable risa al sentir mis cosquillas. Mi hija se remueve encima de mí, tratando de pelear contra mis manos. Sus piernitas patalean y consigue despertar a Sana.

— Buenos días. —Saluda su voz ronca, sus ojos se abren lentamente, revelando el par iguales a los de Haewon—. Y buenos días para ti, princesa. —Estira un brazo y le acaricia la mejilla, haciéndola sonreír todavía más.

— Mamá dijo que tuviste un sueño feo —las cejas de Sana se fruncen con confusión y me mira interrogante—, y por eso estás en la cama con ella—. Sus ojos se abren cómicamente al darse cuenta de que nuestra hija nos atrapó juntas en la cama—. ¿Ya estás bien?

— Muy bien, gracias.

Sana abraza a nuestra hija por la cintura y la acerca a ella, acostándola en el nuevo espacio creado entre ella y yo. Nos acostamos de lado para poder darle la cara a la pequeña que continúa sonriendo.

❝ The Donor ❞ SAHYO ⁽ᵍᵎᵖ⁾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora