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Hace 10 minutos Jeongin ya estaba en el hospital, acostado en la camilla mientras cuatro médicos revisaban cada parte de su cuerpo, viendo todas las heridas que tenía gracias a esos criminales cuando de la nada la puerta se abre un poco fuerte y se puede ver a la mamá y al hermano de Jeongin, sus ojos estaban hinchados y tenían lágrimas cayendo por sus mejillas, cuando vieron el estado de Jeongin las lágrimas fueron más, no podían ver a su cosa más querida en ese estado, los doctores les dijeron que no podían tocarlo ya que podrían tener algún germen e infectarlo más, así que les dio un traje, unos guantes y un gorro de plástico para el cabello y les dijo que se los ponga para poder ver a Jeongin.

-- Mamá, Hyunjin -- dijo Jeongin cuando vio a su mamá y a su hermano mayor entrar otra vez por la puerta y no pudo evitar lagrimear.

-- Jeongin... - dijeron los dos al unísono mientras abrazaban a su pequeño. -- Todo va a estar bien, te lo prometo, te vas a sanar, vas a volver a casa y vas a tener otra vez la vida que tenías, como si nada hubiese pasado, esos malditos van a pudrirse en la cárcel por el resto de sus vidas, te lo aseguro, pero tenés que ser fuerte, si? Los médicos ya nos contaron todo y dijeron que estás muy mal, no saben que tienes y podría ser mortal, las cosas que probaron en ti eran la gran mayoría tóxicas, van a hacerte estudios e intentar curarte, pero tenés que ser fuerte, por favor, curate -- le dijo su hermano entre lágrimas mientras que su madre solo agarraba su mano mientras lloraba con la cabeza baja. Jeongin solo pudo asentir, no tenía fuerzas, estaba muy mal, los químicos empezaban a hacer efecto en Jeongin y eso no era buena señal. No pasaron ni diez segundos y los médicos ya habían entrado diciendo que el momento para visitas había terminado, les pidió que se retiren y les mostró donde podían sentarse a esperar.

Pasaron días, semanas, y hasta meses, pero no podían descubrir que tenía Jeongin, hicieron miles de pruebas y miles de posibles curas, pero nada servía por más de dos días ya que luero Jeongin recaía otra vez, su familia estaba tan desesperada que no podía pensar con claridad, el hospital no era algo barato y ellos eran de bajos recursos, no se podían permitir gastar tanto dinero pero era eso o la muerte de Jeongin. Pasaron semanas sin comer, Hyunjin dejó el colegio y buscó trabajos de medio tiempo para ayudar a su madre que también se consiguió más trabajos aparte de el que tenía, casi todo el día estaba trabajando mientras que Hyunjin un poco más de la mitad del día trabaja y la otra parte se dedicaba a cuidar a Jeongin y hacerle compañía.

Tres años, tres putos años y Jeongin seguía hospitalizado, todos los médicos ya lo habían atendido, ya habían probado de todo pero simplemente el pequeño niño no podía salir de ese hospital para seguir una vida normal. Ese día era el cumpleaños número 17 de Jeongin, su hermano se quedó en el hospital a la noche para recibir su cumpleaños, casi siempre dormía ahí, tenía una camilla que los médicos habían puesto para el o su madre ya que casi siempre uno se solía quedar y pusieron al camilla para que no duerman en la silla que había ahí. Hyunjin se quedó con su hermano para recibir su cumpleaños y a las 00:00 el sacó una torta que decía "Feliz cumpleaños hermanito, te amamos" mientras que al mismo tiempo entraban casi todos los médicos que siempre estaban con el con globos, gorritos, serpentinas, nieve, matasuegras y cantando el feliz cumpleaños.

Jeongin no tenía la mejor vida, se la pasaba acostado y necesitaba atención médica casi todo el tiempo, no podía hacer algunas cosas que antes hacía con facilidad pero aprendió a vivir con eso sabiendo que era un poco imposible que salga de ahí. Ver a tantos enfermeros y a su hermano ahí, festejando su maldito cumpleaños número 17 lo hacía tan feliz, ¿Enserio se preocupaban por él? No podía creer que estén haciendo tremendo espectáculo solo por él, sabía que luego los trabajadores tendrían que limpiar el lugar pero aún así lo hicieron, por él, no podía estar más agradecido por ser atendido por personas tan amables y bonitas. No pudo contener las lágrimas de felicidad que salían por sus ojos y menos cuando vio a la oficial Jihyo ahí, parada con todos los accesorios que tenían los médicos y su hermano, abrió los brazos para que le de un abrazo y esta lo hizo gustosamente, él amaba a esa oficial, le había salvado la vida y estaba sumamente agradecido con ella, todos los que estaban en esa habitación eran realmente especiales para Jeongin.

Eran las 1:00 AM y la mitad de los médicos se habían ido para atender a algunos pacientes pero la otra mitad se quedó junto a su hermano y a Jihyo, agradecía a todos los dioses existentes por el hecho de que no hubiese tanta gente en el hospital, no solo porque así los enfermeros podrían estar con el sino tambien porque significaba que no tanta gente estaba igual que el, postrado a una cama sin poder hacer lo que la gente sana hace. Cuando su hermano le acercó la torta para que sople las velas y pida un deseo pensó "Deseo que toda la gente que esté enferma se pueda sanar, deseo que ya nadie más tenga que estar encerrado, acostado en una camilla con atención médica constante, pido por todos los que están en los hospitales y pido por mi" para luego soplar las velas seguido de una gran sonrisa verdadera.

A eso de las 4:30 AM llegó su madre para desearle el feliz cumpleaños a su pequeño no tan pequeño, estaba orgullosa de el ya que no se rendía, seguía luchando por su vida y era la persona más fuerte que había visto en toda su vida, ella le hizo saber eso, le hizo saber que no había persona más valiente, más hermosa, fuerte y amable como el, le hizo saber que era un hijo, hermano, alumno, amigo y compañero increíble, que nadie estaba a su nivel y que era la mejor persona que existía, otra vez, Jeongin rompió en llanto pero de felicidad, no podía creer que hiciera feliz a tanta gente aún siendo un idiota que está acostado todo el día, le hizo feliz saber que era importante para alguien.

Esa noche su madre, Yeji, y su hermano, Hyunjin, se quedaron a dormir con el.

A la mañana siguiente cuando despertó su madre no estaba, Hyunjin le dijo que fue porque ella ya estaba en el trabajo. Luego a eso de las 10:00 AM lo sacó a pasear en una silla de ruedas a uno de los parques que estaba por ahí, no era un parque para niños con juegos y todo eso, era un parque para sentarse y hacer picnics, para ver el atardecer o el amanecer con alguien especial junto al lago, era un parque para poder ver lo hermoso que era ese lugar y para estar con alguien especial. Hyunjin lo llevó a un lugar cerca del lago al cual lo rodeaban flores de muchísimos colores que a Jeongin le encantaban, lo acomodó, puso una silla a su lado y una mesa desmontable al frente, ahí dejó unas galletitas, un brownie, un pedazo de una torta de la cual Hyunjin le había hablado antes que se llama Red Velvet y que Jeongin quería probar, puso un café para el, un té para Jeongin y un parlante para poner el álbum de "The dreaming" de una banda llamada "Monsta X" de la cual Jeongin era muy fan, se sentaron ahí a ver la hermosa vista que tenian, a compartir pensamientos y recuerdos mientras comían y reían.

No era la vida que Jeongin se esperaría que tendría, pero tampoco era tan malo, había empezado a apreciar esos pequeños detalles que la vida le daba y no podía estar más agradecido, era lo mejor que podía permitirse y tenía al mejor hermano del mundo, no podía pedir más.

Holaa, perdón por no actualizar, juro que estuve muy ocupada ya que estuve comprando cosas para empezar el colegio, espero que estén bien, me ayudaría si votan, graciass, chauu💓💓

Por ti renuncio a todo...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora