Prodigal Sons

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|Like a demon on the edge of night

This love is gonna biteUntil your broken heart is bleedingWhen the kisses cut you like a knife
'N' getcha satisfied
We can hear ya heavy breathing|

Perder a Gut Chase fue toda una tragedia.

En el momento en que Adrian supo que él había partido de este plano, simplemente lo acepto. Es decir, la muerte es aquello que tienes asegurado en esta vida y que puede llegar en el momento en que le venga en gana. Él entendía esto. Entendía que había dejado de ser y que jamás regresaría. Él entendía todo esto...

Lo único que no lograba comprender era en qué momento dejaría de buscarlo. Las comidas se volvieron aburridas, silenciosas y de alguna manera, tristes. Seguía volteando hacia las escaleras esperando a que él apareciera por ellas con esa mirada de pocos amigos y con los cabellos desordenados a causa de la almohada, esperaba que mamá pasará detrás de él y tratara de arreglarlos para rendirse al poco tiempo al ver que era imposible. En otras ocasiones entraba a casa y esperaba que el cojín rojo quemado se estampara contra su cara apenas cruzará la puerta, y, de hecho, el primer día del instituto después del entierro de Gut, entró y levanto las manos para protegerse, se rio cuando se dio cuenta de lo estúpido que era ya que él probablemente estuviera comenzando el proceso de descomposición en ese momento y no sentado en la sala como regularmente sucedía. Eso apestaba.

Tuvo que acostumbrarse a la nueva vida sin él. Pensaba en lo injusto que era, ya que antes ni siquiera se hablaban y vivían cada quien por su lado, ahora, gracias a qué se habían hecho cercanos, él había comenzado a extrañarlo y eso era injusto. Al fin eran hermanos de verdad y gracias a un imbécil que creyó que era buena idea usar navajas, ahora Gut no estaba. Era una completa mierda.

Y era peor al ver a mamá. Ella estaba siempre en silencio y con la mirada perdida en la nada. A veces olvidaba comer o asearse y él tenía que cuidar de ella. Era difícil.

Antes odiaba los abrazos que siempre quería darle, ahora los extrañaba demasiado. Y es que solo a veces parecía regresar a ella misma y le dedicaba esa mirada dulce que le hacía sentirse amado y que estaba en casa, estiraba sus brazos ahora más delgados y lo atraía a su pecho para comenzar a llorar amarga por el hijo que le fue arrebatado. No solo habían jodido a su hermano, también habían jodido a mamá, él la extrañaba. Necesitaba vengarse.

Así que lo primero que hizo fue trazar un plan de venganza.

Este chico había desaparecido poco después de lo de Gut, nadie supo que pasó con él y con su padre y otros dos hermanos. Un día amaneció en Evergreen y los Johnson ya no estaban más en el lugar.

El plan consistió en muchas partes. Una de ellas y la más importante de todas fue comenzar a entrenar. Un día fue a la biblioteca y buscó libros sobre artes marciales, comenzó a practicar obsesivamente en el patio trasero de casa. Además de que comenzó a correr y a hacer algunas pesas. Lo principal era ganar condición.

Chris estaba en el parque central esperando a Brad cuando vio al hermano pequeño de Gut corriendo por las avenidas, lo miro extrañado y volvió a sus asuntos.

Mamá comenzó a mejorar de repente y poco a poco volvió a ser lo que solía ser (si es que eso es posible, ya que Adrian creía que parecía más un fantasma de mamá quien le acompañaba). Eso era algo demasiado bueno después de tantos meses sumidos en esa extraña depresión. Mamá tomó una decisión: mudarse a la parte este de Evergreen.

Adrian tomó la noticia con naturalidad. Era lo mejor. Si ambos se iban de la casa donde solían convivir con Gut, era claro que pronto podrían continuar adelante sin el dolor de recordar a aquel fantasma por cada rincón de la casa. Así que los Chase se mudaron a los 10 meses de aquel terrible acontecimiento. Fueron a donde la abuela, a Adrian no le entusiasmaba la idea ya que solía ser una señora gruñona que lo veía como si fuera un bicho raro, además de tener ese extraño aroma a medicinas y hiervas secas como si jamás le hubiera dado aire fresco en la cara. A él, ella no le caía bien y a ella, él no le caía bien. Estaban a mano.

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