-Chocolate Amargo-
Una joven estaba de pie, sobre la baranda de su balcón. Bajo la luz de luna y el frío de la madrugada.Sonreía con melancolía, mientras las lágrimas que brotaban de sus ojos rojos empapaban su rostro.
A simple vista, era una chica de buen ver, aparentemente normal, sin embargo, si se le llegaba a tener de cerca se podía notar su mal estado.
Su cabello castaño rojizo despeinado, sus ojeras oscuras, sus labios partidos, la delgadez de su cuerpo, y el constante temblar. Daban la sensación de que algo grave le ocurría.
El viento fuerte hacía que su cuerpo de meciera bruscamente, pero antes de ser empujada por el mismo y caer...
...saltó.
Se entregó a aquel abismo, abrazando a la nada vacía para darse consuelo, y ahí mismo, juró nunca volver.
[...]
Despertó.
-¡Chara, levántate! ¡Hoy es el día!
Su hermano menor, quien la sacudía bruscamente, levantó las sábanas, descubriendo a la castaña. Ella se levantó, lentamente, fingiendo agonía.
-Estúpido. -Descubrió su rostro, pues su cabello rebelde lo escondía.
-Vístete, báñate y levántate, ¡Hoy será un gran día! -Su hermano le sonrió, saltando de la emoción.
-En ese orden es imposible.
Chara le dirigió la mirada con gracia. Asriel la vió, en silencio, un tanto confundido.
-¿Tengo algo en la cara? ¿Por qué me ves así? -Se llevó una mano al rostro, encontró el motivo.
-Estás llorando. ¿Te sientes mal?
-Oh... ¿Esto? -Señaló sus ojos. -No te preocupes, estoy bien, solo... tuve un mal sueño.
Tocó su mejilla, su piel estaba helada. -¿Estás segura? -Ella asintió.
No conforme con su respuesta el puso una expresión de duda. Cuestionando con la mirada a su contraria.
-¡Deja de verme tan raro y ve a cambiarte!
-Pero ya estoy listo.
-¿Es en serio Asriel? -Lo señaló de arriba hacia abajo. -Ese chaleco de lana y esos zapatos tan raros te hacen ver como un pedófilo.
Asriel se fijó en el bordado de su chaleco, decía: "Hugs and Candys".
Vió a su hermana irritado.
-Solo cámbiate o asustarás a todo el que te encuentres.
[...]
La castaña y su hermano caminaban hacia la escuela, era una mañana nublada con unos cuantos charcos en el camino.
-Maldito día. -la castaña pateó una roca en su camino.
-¿Ahora qué ocurre?
-Odio la escuela.
-Dale una oportunidad, es nuestro primer año de preparatoria, ¡Será genial! -El albino sonrió.