🐾I

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—¡Jimin, Park Jimin! —gritó Jungkook cuando lo vio salir de la cafetería. Lo había buscado por horas.

—Jungkook, ¿qué haces aquí? —Continuó sorbiendo su bebida con despreocupación.

—Te he buscado por toda la Universidad... —recuperó el aire— el profesor cambió la fecha de la exposición para el miércoles.

Las mejillas de Jimin se tornaron de un discreto rosa, imperceptible para la mayoría, pero no para Jungkook. No para él que siempre lo observa minuciosamente, tanto que había llegado a memorizar algunos de sus hábitos, por ejemplo, sabía que cuando tamborileaba suavemente sus dedos en su mejilla era porque estaba perdido en sus pensamientos, cuando no entendía algo fruncía el ceño y hacía un pequeño mohín con sus labios, sabía incluso cuando se desvelaba con alguna tontería o algún trabajo pendiente. También conocía ese extraño hábito de morder sus labios cuando se estresaba, amaba y odiaba ese hábito porque ver a Jimin morder sus labios era lo más excitante para él, pero odiaba cuando se lastimaba de verdad, cuando sangraba y dejaba una pequeña marca por semanas.

¿Era un obsesionado?

No, él no se consideraba uno, era simplemente que observar a Jimin siempre había sido su pasatiempo favorito. Y ama escuchar su voz, es la melodía más reconfortante que conoce, hace sus días más llevaderos, su voz es su lugar seguro. Además de que tenía un peculiar aroma que lo hipnotizaba.

—Gracias por avisarme —dijo repentinamente tímido. No entendía por qué sus compañeros decían que el pelinegro era un "amargado" que no le interesaba nadie además de él.

—Te lo digo porque tenemos que hacer el trabajo juntos, ¿recuerdas?

Oh... Era eso...

¿Era el trabajo por el que su lobo había estado de buen humor toda la semana? O, ¿era el trabajo por el que había estado de mal humor?

—Es muy poco tiempo —dijo preocupado tratando de recordar qué trabajo era.

Jungkook asintió

—Nos reuniremos para corregir lo que tenemos y organizar la presentación.

—¿Lo que tenemos? —susurró frunciendo el ceño.

¡Ya recordaba!, este trabajo era el que no había podido hacer debido a la rutina de su hermano, y por el que su lobo estuvo muy emocionado. Pero estaba seguro que era para la próxima semana.

Jimin abrió sus ojos muy sorprendido, ¡ese era el trabajo que no había hecho!

—Tienes tu parte, ¿verdad?

—Sí, sí, por su puesto.

Mentía. Jungkook lo sabía, pero Jimin no necesitaba saberlo.

—Entonces, te espero el sábado en mi casa.

—¿Este sábado? —Jimin hizo cálculos en su cabeza. Sí, ese día iniciaba su calor, odiaba los primeros días, siempre eran los más difíciles.

—¿No puedes?

Jimin negó.

—Mi hermano-

—No creo que tu hermano esté enfermo. Se enfermó la semana pasada, ¿recuerdas? Cuando te propuse reunirnos por primera vez —interrumpió sonriendo amablemente.

—No, no, mi hermano ya está bien —Agarró nerviosamente las correas de su mochila. —Pero creo que ahora también estoy algo enfermo —Tosió falsamente para reafirmar su punto.

Jungkook tocó su mejilla, acercándose lo suficiente como para rozar sus narices. Su rostro estaba ardiendo, pero sabía que su tos no era la culpable.

¿Omega? |🐾Kookmin |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora