Observando cada detalle de ella pude darme cuenta de cuan hermosa es.
Aquel pelo negro azulado, sus ojos miel en los cuales podrías perderte en menos de un segundo y esas hermosas pecas adornando su rostro, dándole un toque divino.
Su personalidad e...
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La mirada de Chloé viajaba de manera repetitiva entre Sabrina y ____. La mano de la última aún seguía extendida en su dirección esperando ser aceptada, la rubia dudaba si aceptar o no, el cordial saludo de la chica.
—Entiendo —algo incómoda la Roux bajó su mano regresandola a su posición inicial y desviando la mirada al mismo tiempo.
La boca de la rubia se abrió deseosa por decir algo, más la presencia de un niño alegre se hizo notar entre las tres chicas.
—¡____! ¿Podemos ir a comer helado? ¡Por favor! —de inmediato su rostro cambio a uno que imploraba la petición a su hermana mayor al mismo tiempo que le propinaba un fuerte abrazo y así hacerla convencer más rápido.
Indirectamente, esta imagen conmovió al par de amigas, aún si Chloé no lo hizo notar de manera directa.
—Espera, dame un momento, ¿Está bien? —pidió, a lo que el niño asintió mientras se dirigía a una banca cercana solo para esperar la decisión de la mayor.
—¿Es tu hermanito? —la pregunta de la ojiazul casi escapó de su boca, no era alguien que de manera habitual preguntara o se interesara por las vidas de los demás.
—Sí, algo así. Aunque no lo creas es un diablo disfrazado de ángel —una risa salió de sus labios.
—¡Hey! —se quejó el niño a la distancia al mismo tiempo que cruzaba sus brazos e inflaba las mejillas dándole la espalda a ____.
—Bueno chicas, lo lamento pero ya es mi hora de retirarme. Le prometí que pasaría el día con él y así será, espero verlas de nuevo.
Con un sutil movimiento de mano y sin esperar respuesta alguna se despidió de ambas para comenzar a encaminarse a paso lento hacia donde se hallaba el menor aún en su misma posición anterior, parecía no haberse movido ni un centímetro ni siquiera para respirar un poco.
—Vamos sabes que no lo dije con mala intención —acarició la cabeza del niño.
—Te perdono solamente si me compras un helado —respondió.
—Esta bien, solo dejame mandar un mensaje a mis papás para que sepan que nos vamos a tardar ¿Entendido? —de nuevo Alan asintió.
—Quiero un helado, con chispas de chocolate —su mayor afirmó mientras tecleaba en su teléfono.
—Con doble ración —sin darse cuenta de lo que decía, su hermana continuaba afirmando.
—Y también una malteada de fresa.
—¡¿Espera qué?! —con una ceja alzada, la chica volteó a ver al pequeño.
—¡Lo has prometido y una vez me dijiste que las promesas no se deben romper bajo ninguna circunstancia! —expresó el menor cruzando sus brazos a los lados en forma de equis.
