Forjando amistades parte 1

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Tres semanas han pasado y Elijah sentia que arrastraba el alma al notar como estudiantes de séptimo creen que obtendrán algo aprobatorio en sus ÉXTASIS olvidando las semillas de rícino en una poción para inducir la euforia.

Las ganas que tenía de asesinar solo incrementaban al pasar los días.

Y si lo pensaba bien, podía llegar a comprender al profesor Severus.

Entro a clase saludando con un asentimiento a Potter y Weasley, las señoritas no se veían nada contentas de estar ahí.

Sus manos temblaban por El shot extra de cafeína en el expresso mañanero.

Paso lista como nueva actividad que el profesor le encomendó y después de eso la clase transcurrió normal hasta que miro como Harriet parecía burlarse de Snape. Gracias a Merlin una de las cosas que se le permitían era regañar a alumnos por comportamientos inapropiados o errores en pociones.

—Señorita Potter, le exijo mantenga un comportamiento más digno para una alumna de su edad.

La chica le vio casi de forma altiva, su cicatriz asomándose por el borde de su flequillo.

—Si, señor —murmuro de mala gana.

—15 puntos menos a Gryffindor. —Susurro Elijah antes de abandonar la mesa de el par.

Las quejas de Weasley no se hicieron esperar, pero poco menos podía interesarle aquello.

La clase paso sin pena ni gloria, ignorando la mayoría del parloteo del profesor, aunque tomando nota de los trucos que no conocía.

Al finalizar su jornada pudo ir a cenar, encontrándose con una malhumorada Umbridge, realmente la mujer se veía ridicula en un color tan rosado.

—Esa mujer se siente la reina del lugar —se quejo con Severus.

—Simplemente no prestes atención y quédate en tus asuntos, Dumbledore —corto la plática, teniendo la intención de hablar lo más menos posible.

Continuó su cena y para hacerlo mejor, no tenía ninguna clase, así que podía disfrutar su noche, con un vino, lectura y quizá continuar la poción que había inventado.

—¿Que más puedo pedir? —se dijo a si mismo, pero al notar una riña entre estudiantes se dió cuenta que quizá le pedía demasiado al universo.

Se acercó rápidamente y noto como era una sola casa apoyando la pelea, separando a los alumnos encontró una imagen sorprendente.

Era Granger dándole una golpiza a Parkinson, bastante impresionante siendo sinceros.

—Jovenes separense de una buena vez —Jalo al joven Granger de la túnica y Parkinson solo se quedó en el suelo.

Miro a ambos y notablemente el león solo tenía unas pocas magulladuras.

Si se crian así de salvajes los muggles....

Pensó aunque rápidamente se deshizo de la idea, no podía ser clasista en este momento.

—¿Muy bien me van a explicar que paso o solo se quedarán en silencio? —Exigio mirando a ambos. Ya todos los espectadores habían desaparecido, excepto dos... Las señoritas Potter y Weasley.

—¿Se puede saber que es lo que pasa? —la voz de Severus interrumpió el regaño y casi podía ver regocijo en su rostro, barrio a los presentes con la mirada y con la voz más fría que pudo formular hablo. —Dejeme esto a mi Dumbledore, yo me encargo de ellos.

Elijah asintió notando que no podría tener autoridad sobre su superior directo.

Volvió a su habitación y abrió su libro de "Nuevas plantas del siglo XX y sus aplicaciones"

Sábado

Sus actividades mañaneras comenzaron con una gran resaca, llendo directo por un café lo suficientemente cargado para mantenerlo ocupado en el puro sabor.

Una sola alumna se encontraba disfrutando el desayuno.

Draconis Malfoy, que sorpresa.

—Niña vanidosa —murmuro Severus, notando a la chica arreglarse mirando un espejo pequeño que levitava frente a ella.

—Buen día para usted igual, Snape —susurro entre la taza de café.

—¿Cuanto tomaste anoche, hijo? —La suave voz de Albus interrumpió la poco agradable platica con Severus.

—¿Tomar? —una risa nerviosa y falsa salio de sus labios entreabiertos. —Yo no tome. En lo absoluto —termino por mirar su plato y jugar tontamente con la comida.

—Desde lejos se nota la resaca, espero que eso no inhiba sus capacidades de continuar con sus deberes —murmuro Severus con esa frialdad ya familiar.

Elijah solo siguió con su desayuno, dando miradas fugaces a la única alumna sentada ahí. Era simplemente increíble notar el potencial que tenía y saber la clase de persona podrida que ella era.

Era decepcionante.

Un desperdicio.

Quizá solo el era verdadero desperdicio.

Sacudió ligeramente su cabeza, temiendo seguir pensando en tantas cosas.

El día siguió con total calma hasta que Snape lo llamo a su oficina y este se encontró a la y conocida rubia mientras caminaba.

—Profesor, usted es demasiado obvio, lo sabe ¿No? —ella inquirió de la nada, como si el supiera perfectamente de lo que hablaba.

—No la comprendo, Malfoy. Sea más específica —Respondió Elijah deteniendose para verla.

—El disgusto que usted tiene por todos esos sangre suci- sangre muggle. —Se corrigió con una sonrisa forzada, lo miro con ojos brillantes y continuó su acusación. —Puedo notar como hace pequeñas muecas de asco y molestia cuando convive o tiene que ayudar a alguno. Incluso más con Granger, ese Gryffindor, realmente lo odia ¿Verdad?

Eli miro a la chica con molestia.

—No se que quiere decir señorita, pero le pido que no me acuse de cosas tan graves sin tener ningún fundamento —con eso se fue a una velocidad relativamente más rapida de la original.

Cómo pudo ella...

No ella no pudo.

Ella no puede.

No es tan lista.

No, si lo es, tu lo sabes.

Mierda.

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910 palabras.

Hey lo siento, lo siento.

Lo se, me desaparecí, pero tuve un terrible bloque. Prometo actualizar mucho más seguido.

Pero hey! Saque 10 en programación, eso es bueno, merezco una palmadita en la espalda.

Bueno bueno, me despido con amor. Hasta la siguiente!

Filtro De PazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora