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Ana abrió los ojos poco a poco, la brillante luz del sol le decía que ya era de día. Arrugó la cara, bostezó y se estiró sobre el asiento. Parpadeó un par de veces para adaptar sus ojos poco a poco y finalmente los abrió encontrándose con Julio aún dormido en su asiento.

Ella arqueó una ceja sorprendida de que siguiera durmiendo.

- hey... que ya es de día... - se extrañó al ver que no tenía manta, comprobó que la tenía ella, la había arropado con su manta también, ella sonrió agradecida. - vamos Julio... a despertar - le movió por el hombro pero no recibió respuesta.

Luego se fijó en que tenía una libreta sobre su pecho.

- a ver qué estás escribiendo - dijo divertida mientras coge la libreta y posa sus ojos sobre ella.

Querida Ana,

espero que no llores mucho ni que tampoco me odies demasiado, aunque entendería si lo hicieras.

Esta mañana discutiendo en el bar me he dado cuenta de una cosa, y era que no quería despedirme de ti. Te conozco de tan solo 10 días pero sin embargo, puedes estar segura de que nadie me había hecho sentir tan feliz como tú lo has hecho conmigo.

Gracias Ana.

Siento que las cosas sean como son, tenías razón, yo no estoy bien, sufro de depresión desde hace más de dos años y he llegado a un punto en esta vida donde ya no puedo más, no soy, y aunque pensé por un momento que creía que podría volver a serlo me di cuenta que no.

Sin embargo, gracias a ti he vuelto a ser quien yo era en este viaje, pero como todos los viajes, siempre hay un final y no quiero volver a la vida que tenía antes. Luché mucho, pero nunca logré ni siquiera dar un paso al frente, he llegado a cometer muchas locuras por culpa de esta enfermedad, como la del coche esta mañana, y no soportaría herir a nadie más.

No tengas miedo ni pena por mí, solo te pido una cosa, vive la vida que siempre quisiste vivir, no te rindas y nunca creas querer estar sola.

Has sido muy especial y gracias a ti he logrado mi último sueño.

Te quiere, Julio.

P.D.: no tienes que hacer nada, ya viene alguien a buscarte y a encargarse de todo.

Ana permaneció quieta, sin mover un músculo, leyó y releyó la nota con una expresión confusa, hasta que poco a poco sus ojos se llenaron de lágrimas. Giró su cabeza lentamente y miró la expresión sin vida de la cara de Julio.

- Julio... - llamó a su amigo - Julio - insistió esta vez moviéndole un hombro - Julio, Julio... - no recibió respuesta.

Ana arrugó la cara dejando caer sus lágrimas mientras movía con mayor esfuerzo a su amigo para que reaccionara.

- Julio qué haces... Julio vamos despierta... Julio... Julio... - lloraba y lloraba, pero el cuerpo de su amigo seguía sin dar señal de vida.

Tras un largo rato de llanto desesperado Ana dejó de insistir, mirando el cuerpo de su amigo sin vida.

Se llevó la mano a la boca y salió del coche.

Andó un par de metros y gritó con todas sus fuerzas, varios pájaros salieron asustados de los árboles.

Ana siguió gritando un buen rato mientras lloraba desconsoladamente y se llevaba las manos a la cabeza.

Después, anduvo sin saber hacia donde, solo sabía que no quería estar ahí. Anduvo y anduvo, hasta llegar a una colina, la trepó y ante sus ojos se encontraban una altísimas y bellas montañas, Los Pirineos.

Ya estaban ahí, aquí es donde Julio fue anoche cuando dijo que iba a mear, cumplió su sueño, llegó a donde tanto había soñado ir, el destino del viaje, y el de su vida.

Ana volvió a arrugar la cara y lloró, pero esta vez en silencio, lloró y lloró.

Volvió al cabo de un par de horas y se encontró con otro coche aparcado al lado y un chico de la edad de Julio recogiendo un par de cosas.

Alzó la mirada al ver a Ana.

- tú debes de ser Ana - dijo con tono apenado y lágrimas en sus ojos rojos. - me llamó y me lo contó todo, ya no había vuelta atrás... - hablaba con la voz rota al borde de romper a llorar - me pidió que me ocupara de todo... - la volvió a mirar - gracias por lo que hiciste, puede que te sientas mal, pero te juro por mi vida que nunca había escuchado a Julio tan feliz - sus lágrimas cayeron por sus mejillas y se llevó una mano a los ojos.

Ana se acercó a él y le abrazó.


Un año después.

Ana volvía a su casa después de una jornada de trabajo, estaba cansada, pero sabía que debía ponerse a estudiar o suspendería el examen. Se puso el pijama y fue a su escritorio, se sentó abrió sus libros, y echó una mirada al frente por la ventana que tenía delante, se veía el mar y la puesta de sol, Ana sonrió y justo después posó sus ojos en una foto en la que salía ella y Julio de paseo en Barcelona que les sacó Carolina.

Suspiró levemente y esbozó una pequeña sonrisa.

- lo estoy logrando Julio - dijo en voz baja mirando su rostro en la fotografía. 




Wow, si no recuerdo mal, esta fue la segunda historia que escribí. 

Lo hice hace unos años, en Word, y la tenía guardada.

Pensé que sería una buena idea subirla por aquí. 

Como dije, mi género es el romance, pero también tengo muchas otras ideas fuera de eso. 

Pensé esta historia como si de una película se tratara. 

Es triste, lo sé, y espero no haber ofendido a nadie habiendo tocado un tema tan delicado como la salud mental. 

Espero que os haya gustado. 

Un abrazo, ¡y hasta la próxima idea!


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Dos desconocidos deciden hacer un viaje en coche.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora