Ah, sí

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-¿Te sientes mejor?

Miro bien a la persona que me habla, es un señor de mi edad, o al menos eso parece.

-Si gracias- Le digo con mis ojos fuera de órbita.

Estaba un poco confundida, gracias a esa persona sigo respirado, el cáncer que me tiene invadida no me ha matado en 3 años como para que esto lo haga en unos cuantos segundos, al acostarme, cuando tome el vaso creí que era agua, era bicarbonato, la garganta se me seco, no podía inhalar, entonces entró ese hombre y me paso rápidamente el contenedor correcto, este último me fue lo que me devolvió la tranquilidad.

-No me canso de hablar del pésimo servicio de este hospital-Dijo esa persona, con una cara sin vida, caída en la depresión.

-Sí, lo sé-Le dije sin saber de qué más hablar.

-Bueno, quisiera que me platicara de usted, si no es mucha molestia-Me dice en tono calmado e inseguro

-De hecho no, aquí es muy aburrido y no hay con quien platicar.

-Bueno, pues la escucho

Parecía un hombre amable y de confianza y ya tenía ganas de desahogarme, de contar mi pasado, sin miedos ni temores, de soltar todo lo que estos años me ha tenido atada...

1978

Este es el peor día de mi vida, no entiendo porque las cosas deben ser así, primero vivir separada de papá y ahora de mamá, incluso me es imposible imaginarlo.

Son las 7:10 a.m. y es la tercera vez que suena la alarma, así que me levanto, me doy un baño y me alisto. Al bajar, siento el delicioso aroma de mi platillo favorito; Hotcakes acompañados de huevos revueltos con un puño de papa rallada exquisitamente frita.

-Y ¿Qué tal?, ¿Cómo te sientes?-No sé si serle sincera, no quiero lastimarla pero me es casi imposible expresar alegría.

-Bien, yo creo que este viaje me dejará algo-Le digo sin dejar de mirar mi plato, no quisiera que notara mi rostro desanimado.

-Qué bueno que pienses así hija, temía que te sintieras mal.

Terminamos nuestro desayuno y mientras mi madre lava los platos término de alistar unas cosas, me miro al espejo  me visto sencilla como siempre, mi prioridad es estar cómoda; unos jeans, una blusa de resaque blanca-La cual hace que luzcan mis obscuros ojos cafés y mi cabello de igual color-, una sudadera para cubrir mi piel blanca y unos tenis, como no soy robusta esta combinación no me hace ver muy gorda.

-Joanne, es hora de irnos

Tomo mi maleta y bajo, veo a mi madre subiendo unas cosas al carro, como quiero a esa mujer, me parezco tanto a ella, solo que su cabello es negro.

-Falta esta maleta-Le digo

Nos subimos al carro, y mientras nos alejamos me le quedo viendo a mi casa, tratando de que se me grabe la imagen de ella, no quiero dejar de verla hasta que desaparezca de mi vista.

Todo el camino estuve pensando en cómo iba a ser ahora mi vida, en las personas que iba a conocer, como me iban a tratar y la verdad todo esto me aterra.

Después de unas horas se empiezan a ver cosechas, animales, algunas casas-aunque muy separadas unas de otras-toda la naturaleza se ve hermosa, aunque no sé si pueda acostumbrarme a ella.

-Llegamos

Miro la casa, es de dos pisos, se ve bien. Al bajarme del carro noto un olor raro, así como a zoológico pero un poco más fuerte, trato de aguantar la respiración pero es muy difícil, el olor está muy penetrado, así que no tendré de otra más que acostumbrarme.

Una vez másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora