Bien ya está aquí y solamente hace falta terminar el trabajo, luego de eso les transferiré su parte como quedamos.
Decía Kirigaya Kazuto a sus cómplices, luego de que el secuestro de la hija de la familia Yuuki fuera un éxito.
El no sabía los nombres de sus cómplices, solamente sabía sus seudónimos y sus números de cuentas y con eso le bastaba.
Su historia no fue la más fácil, al ser huérfano desde que tenía memoria, se las tuvo que arreglar para valerse por si mismo.
Pero todo cambió cuando el siendo un adolescente tuvo que usar la violencia para defenderse de los maleantes que habitaban cerca de su zona en donde pasaba las noches.
Por mala o buena suerte un Yakuza pasaba por ahí y quedó encantado de sus habilidades, le ofreció todo lo que no tuvo de niño, una casa, comida, aseo digno y protección, todo esto a cambio de sus servicios, él en un principio lo dudó, pero terminó aceptando.
Poco a poco se hizo de una fama de entre esa organización, los líderes del clan Kirigaya tenían fama de traficar con cosas ilegales.
Pero eso cambió cuando un día en un enfrentamiento de dos organizaciones enemigas acabó con el clan al cual él pertenecía, solamente quedando con vida él y su "hermana" Suguha quién estudiaba en el extranjero por seguridad de ella misma.
Al ser uno de los herederos de las cuentas bancarias no dudó en rehacer su vida, entró en una preparatoria y luego a la universidad.
Pero el dinero que gastaba en su seguridad y en los estudios y vida que le daba a Suguha se le estaba acabando en menos de lo que él esperaba.
No era muy bueno en muchas cosas y en los trabajos que tuvo ganaba muy poco, con eso no podría salir adelante y menos sacar a adelante a su hermana que ya era una estudiante de honor en el extranjero.
Él solamente era bueno para lo que fue entrenado, el uso de armás.
En una ocasión en una de esas fiestas en donde hay más alcohol, sexo y perdición conoció a un chico que le contaba que quería desaparecer a su esposa, ya que ella era heredera de un gran imperio hotelero y si ella no estaba, él se quedaría con todo, le explicó que el matrimonio fue arreglado y a los 17 ya estaba casado.
Fastidiado de su vida y con el abuso de distintas sustancias le salió natural hablar con Kazuto.
Creo que te puedo ayudar - le dijo el pelinegro.
En serio conoces a alguien? - preguntaba animado su compañero de universidad y de borrachera.
Sí, pero cuánto estás dispuesto a pagar por aquello? - si le decía cientos de miles lo iba a rechazar inmediatamente.
El otro puso su mano en la barbilla y después de meditarlo le dijo un precio que no podía rechazar - 3 millones de yens te parece bien?
A Kazuto le brillaron los ojos y con un apretón de manos cerraron el trato.
Después del "trabajo" su compañero corrió la voz y pronto ya tenía amasada una gran fortuna.
Hasta que llegó aquella señora con una enorme cantidad de dinero que quería desparecer a su propia hija por qué se había enamorado de un muerto de hambre que ella desconocía y que había manchado el nombre de la familia más poderosa de todo Japón.
Entonces quiere desaparecer a su hija por qué la prensa la vió saliendo de un "hotel del amor" con un desconocido? - preguntaba con curiosidad y asqueado a tal grado de que algunas familias ricas eran capaces de hacer cualquier cosa con tal de conservar el "honor" de las familias.
