Asada Shino era una chica que había pasado por muchas desgracias a su corta edad.
Pensaba que los cuentos de hadas y finales felices solamente eran para las personas que tenían dinero y poder.
Ella mendigaba todos los días para poder llevarse algo de comer a la boca.
En uno de esos días calurosos y mientras buscaba en la basura algo para poder sobrevivir un día más, apareció una especie de lámpara antigua.
Pero eso no llamó su atención, lo que había llamado era la nota, que más bien era un talismán, esos que sirven para contener espíritus malignos y que leyó por curiosidad.
Si estás dispuesto a ser juzgado por tus acciones y deseos rompe el hechizo, tal vez el genio de la lámpara pueda cumplir con tus deseos, pero ten cuidado de lo que pides, por qué de ellos dependerá si serás condenado o salvado.
Pensó en lo extraño del talismán, pero la lámpara se veía que tenía algún valor.
Sin dudarlo quitó el talismán y de pronto todo brilló...
Ante sus ojos aparecía un chico bien vestido, parecía tener algunos años más que ella, sus ojos penetrantes de color gris pronto la observaron dejándola con una sensación de miedo.
Vaya si eres una chica humilde.
Le decía aquel genio con su voz ronca y con un tono de ironía.
Y bien puedo saber cómo se llama la chica a la que le voy a servir?
Shino perdió el habla en ese momento, pero no se sabía si era de la impresión, del miedo o de lo atractivo que era esa persona frente a ella.
Tardó en procesar las ideas pero finalmente pudo hablar.
Esas frases eran reales? Me puedes conceder deseos?
Dudosa de decir aquello que podría condenarla.
Efectivamente, puedes pedirme lo que quieras, sin embargo todo tiene un costo y si quieres cancelar el trato solo debes devolver el talismán a la lámpara y me llevaré tus recuerdos de mí, pero una vez que comiences a pedir algo, no hay marcha atrás.
Lo decía con una actitud relajada, como si ese diálogo lo hubiera dicho miles de veces.
Por cierto, te aviso que nadie se ha quedado conmigo mucho tiempo.
Shino iba a poner el talismán en su lugar, pero al mirarlo sus ojos se horrorizaron, el talismán se había roto.
Entonces no hay marcha atrás y me quedaré contigo.
Shino no sabía que hacer y caminó con aquel objeto con ella hasta llegar al lugar donde solía reguardarse.
Sus pensamientos no eran claros, por un momento pensó en pedir muchas cosas, pero en otra parte era seguir como sin nada.
Pero la presencia de ese chico con cabello negro y más alto que ella la incomodaba.
Tenía hambre y ya no podía ocultarlo, pero al pensar en voz alta lo que quería pareció que al genio se le había pedido aquello.
Un gran banquete se manifestó frente a ella y al parpadear seguía ahí.
Dudosa comió el primer bocado y después devoró ese festín.
Primer consecuencia, solamente redujiste un poco tú vida.
Shino en vez de preocuparse se sintió extraña, sin alimentos o bebidas no podría vivir mucho y de ahí se decidió a pedir más.
