Oh, pecador, prepárate. Esta noche hay luna llena y los demonios de sangre vendrán por tu sucia alma.
🍷
Misha es un vampiro pura sangre que disfruta jugar con su comida. Él tiene un don especial, un olfato superior que le permite oler los pecados...
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Tenía miedo.
Mucho miedo.
La pequeña quedó inmóvil en su sitio, hipnotizada por dos ojos rojos que la miraban con una intensa hambre.
¿Era un sueño?
¿Una pesadilla?
Las lágrimas habían bañado su rostro y sus mejillas mojadas brillaban bajo la luna.
Vio cómo la figura oscura que tenía en su delante caía arrodillado a sus pies. La falta de luz no le dejaba conocerlo, pero supo que era más grande que ella y más fuerte. Él solo había acabado con ese monstruo que para ella imposible de vencer.
¿Quién era?
¿Por qué estaba ahí?
En su pequeña mente solo podía escuchar «estás a salvo» una y otra vez. Su corazón inocente latía desenfrenado ante la idea de que por fin alguien, quién esa, la había escuchado.
Le dolía todo el cuerpo, en especial la cara. El golpe la había sacudido y sentía un intenso palpitar en la mejilla.
Pero, aun así, no pudo evitar estirar la comisura de sus labios y dibujar una dolorosa sonrisa.
—G-gracias... por salvarme.
Misha se mordió la lengua y saboreó su propia sangre.
Su presa le estaba sonriendo.
Y supo al instante que era genuino, un gesto completamente inocente y puro. Sin malicia, sin pecado.
También podía olerlo.
Se sentía abrumado.
Era un olor de tipo extraño, vacío pero potente: pecado en un alma tan inocente.
Jamás había olido o conocido un caso así antes.
¿Qué mierda significaba eso?
Hizo un grandísimo esfuerzo para controlarse, la lengua dejó de dolerle, pero la intensidad del olor lo mareaba.
