🪢2 :: LA CASA DE UN AMO

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Como había prometido, firmé todos los papales que me pusieron delante: acuerdos de confidencialidad, contrato de trabajo, una hoja en al que permitía que me hicieran análisis sorpresa de orina y sangre, otro papel en el que por lo poco que quise leer aceptaba obedecer a exigencias y preferencias personales del Señor Kim.

─ Es como el contrato de los sumisos, pero con la excepción de tener que practicar relaciones sexuales ─me explicó JiEun, que al parecer estaba al corriente de la vida secreta del Señor Kim.

─ Aún así, estoy seguro que a mí me va a dar más por el culo que a nadie ─respondí firmándolo rápidamente antes de que me arrepintiera de todo aquello.

JiEun se río un poco, quizás porque le hizo gracia o quizás porque ahora yo era el "asistente personal" del gran jefe.

─ Es temporal por ahora ─me explicó─ una semana de prueba con opción a despido instantáneo.

Acepté, tenía pensado durar mucho más que una semana.

Al terminar me pidió mí dirección para que fueran a buscarme y me dio una hora concreta después del anochecer.

─ ¿Y cómo...?

─ No ─me interrumpió ella con una de su bonitas manos de uñas largas en alto─ Aquí termina todo lo que se yo al respecto. El Señor Kim en persona te explicará todo lo que necesites saber.

─ Vale, bien gracias.

Después de salir del edificio hice lo que se me ocurrió que sería un buen día libre.

Fui a una librería y me compre una novela, luego me la leí mientras bebía mucho café con leche y vainilla.

Llegué a mí casa y me pregunté cómo se suponía que iba a llevarme las cosas que tenía allí, o si quiera si podía llevármelas. No es que nada de mí diminuto departamento en las afueras fuera mío, pero tenía una gran colección de libros y discos que me gustaría conservar. Los empaquete en cajas y las deje a un lado del salón, pensando que si no podía llevármelas al menos le diría a alguien que fuera a recogerlas y guardarlas por mí.

El coche llegó muy puntual, poco después de mí cena rápida. Miré por la ventana como el conductor salía del coche, un señor alto y grande que parecía sacado de las filas de la mafia, se acercó al portal y timbró en mí puerta.

─ Soy Namjoon, vengo por... ─tenia un fuerte acento y seguramente estuviera buscando mí nombre en un papel─ Min Yogi.

─Min Yoongi ─le corregí.

─ Que bajé, el señor espera.

Abrí los ojos y cogí las llaves, ya tenía todo preparado y apenas tarde un minuto en encontrarme cara a cara con Namjoon. Era enorme, más grande aún de lo que me había parecido por la venta.

─ Señor Yogi ─me saludo con una tosca inclinación de cabeza. No me esforce en corregirlo de nuevo.

─ Encantado de conocerte Namjoon ─respondí con otro movimiento de cabeza.
     

Me acompaño al coche e incluso me abrió la puerta de atrás. Lo que agradecí educadamente. Me sorprendió el espacio que había allí. Era uno de esos coches con dos filas de asientos cara a cara y una mampara oscura y gruesa entre el conductor y los pasajeros. Después pensé en que había suficiente espacio para follar allí dentro, y que probablemente el señor Kim lo hubiera hecho numerosas veces. Entonces me apreté en la esquina y me aseguré de no tocar nada.

Atravesamos toda la ciudad hasta el centro y llegamos a una de las zonas residenciales más caras y elitistas. Edificios de plantas enteras con una sola casa. Namjoon bajó hasta el aparcamiento subterráneo y me dejó en la puerta de un ascensor.

ASSISTANT | Taegi [adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora