▂▂ꗃ ⿻ ⬪𖥦 𝐃𝐀𝐍𝐃𝐄𝐋𝐈𝐎𝐍𝐒
❝ Estoy en un campo de
dientes de león, deseando
en cada uno de ellos que seas mío. ❞
𝒊. Ixana_ 2023 Ⓒ︎
𝒊𝒊. ᴊᴜᴊᴜᴛsᴜ ᴋᴀɪsᴇɴ ғᴀɴғɪᴄᴛɪᴏɴ
𝒊𝒊𝒊. ᴍᴇɢᴜᴍɪ ғᴜsʜɪɢᴜʀᴏ x ᴍᴀʟᴇ ᴏᴄ
❛ Siempre he estado solo, porque dicen que soy peligroso ❜
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𝓛a soledad, era algo que ha estado siempre al lado de Kenzo Hirai, su más fiel compañera desde tiempos inmemorables, prácticamente desde que tiene memoria. No recordaba si tenía padres o algún familiar cercano, desde que era bebé vivió en un orfanato donde las personas que los cuidaban eran muy malas con él, e incluso le tenían miedo, por ese motivo era apartado del resto, en una lúgubre y sucia habitación.
Aún así, Kenzo no le tomaba importancia a eso, porque siempre tenía pequeñas amiguitas que flotaban a su alrededor, que sólo él podía ver, era algo fantástico a sus ojos. Intentó que aquellas criaturas extrañas se hicieran amigos de sus compañeros y lo único que recibía eran golpes e insultos, lo tomaban por loco. Y todos los días era el mismo caso.
Los murmullos en el pasillo se hicieron presentes cuando el menor de mechas bicolores caminaba tranquilamente hablándole a una masa negra que se posaba en su hombro, que nadie más que él veía.
―Y luego quisiera salir a comprar helados con mi propio dinero ―exclamó el menor con una sonrisa y los brazos estirados en dirección al techo. La masa negra que se posaba sobre su hombro tocó suavemente su cabeza antes de desaparecer de nuevo, Kenzo suspiró con tristeza.
―Ahí va de nuevo, otra vez está hablando solo ―murmuró un grupo de niñas, lanzando miradas afiladas que Kenzo ignoro olímpicamente, se dio la vuelta mirándolas fijamente con una sonrisa que les puso los pelos de punta.
―Buenos días, compañeras, hoy parece ser un buen día ¿no? ―las niñas soltaron un grito de miedo antes de irse corriendo a toda velocidad por el pasillo, Kenzo logró oír el retumbar de una puerta indicándole que se encerraron en una habitación―. Aaah, creo que otra vez comeré solo en mi mesa ―resoplo con los ánimos bajos mientras comenzaba su caminata en dirección a la cocina.
Unas pequeñas masas deformes se movían por todo el orfanato, Kenzo siempre los observaba de cerca cuando tenía la oportunidad, de diferentes formas y colores, pero no entendía el porqué los demás no podían verlos, la psicóloga del orfanato le había dicho que eran cosas de su imaginación y que debería ignorarlas, pero parecían tan reales que no podía evitar mencionarlas o asombrarse por ello, le parecía fascinante.
