Desde que tenía uso de la razón nunca fue alguien muy sociable; su hermana quien era profesora en una escuela de básica siempre le enseño en casa, desde la muerte de sus padres esta última tenía miedo de que algo le pasará a él y perderlo igualmente. Para la mala suerte de su hermana y de él, tuvo que mandarlo a un Instituto apenas cumplió 14 años, ya que la enseñanza de media no era algo que ella manejará.
Recordaba haber sido una bola de nervios, sus habilidades sociales eran prácticamente nulas, nunca vio a nadie más aparte de su hermana y vecinos en años, por no decir toda su vida.
Su personalidad era tranquila y silenciosa, para muchos maestros era agradable, una completa bendición en comparación a sus otros dolores de cabeza, mas aún para sus compañeros de aula e institución, él era el "raro" de la clase, recibiendo constantes burlas e incluso rechazos, ignorando la gran persona que él era y solo viendo un exterior sin mensaje alguno.
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Devuelta de sus clases decidió pasar a un parque cerca de casa, podría despejar un poco su mente tal vez. Dejó su bolso a un lado y se sentó en esos columpio, hasta cierto punto le agradaba estar allí, le generaban bonitos recuerdos esos columpios,todas esas veces que de pequeño venía con el único amigo que tuvo durante su vida, Sabito, todas esas veces que podían pasar horas y horas jugando y riendo sin descanso. Se balanceo suavemente por unos minutos hasta que un niño albino curioso se acercó a él.
