Epílogo.

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Un beso, fue y basto para sellar aquel amor que se juraron ante el padre y los invitados.

Todos le hacía bulla a los recién casados, mientras caminaban fuera de aquel lugar y ambos subieron al auto para irse a su luna de miel.

Yeonjun le había dicho que irían a un lugar fuera de donde los conocieran, un lugar en donde sólo fueran ellos dos.

Ese lugar era una isla, en donde pasaron toda su luna de miel, siendo felices y viviendo sin preocupaciones durante ese tiempo.

[...]

Vacaciones, vacaciones era todo lo que necesitaba Charlotte.

Sabía que la vida de una madre era dura pero no pensó que tanto. Amaba su hijo pero aveces sólo quería salir corriendo cada vez que lloraba.

– Yo iré – Dijo Yeonjun levantándose de la cama aún adormilado.

Charlotte solo hizo un sonido aprobatorio y Yeonjun se fue a la habitación la cual pertenecía a su hijo.

Ella al no sentirlo llegar nuevamente se levantó y siguió los mismo pasos que su esposo. Al llegar veía con ternura como Yeonjun estaba jugando para calmar el niño.

Estaba contra el marco de la puerta viéndolos.

– Amor, si quieres ve y duerme, yo haré que duerma – Dijo Charlotte entrando y acercándose a ellos dos.

– No te preocupes, duerme tu, eres la quien tiene una junta mañana.

La castaña sonrió ante las palabras de Yeonjun. Pero aún así tomó al bebé y este dio una carcajada bastante tierna para ambos.

La mujer empezó a darle leche al bebé y Yeonjun tan solo dio unos pasos para ponerse detrás de ella y poner su mentón en el hombro de la castaña mientras la abrazaba por la cintura.

Así se quedaron unos minutos mientras el niño se había quedado dormido nuevamente, Charlotte lo separo de su pecho y lo dejo en su cuna bien arropado.

– Bien – Bostezo el mayor – Es hora de dormir.

Ella asintió y ambos fueron a su habitación pero antes de que Yeonjun se acostara la menor le dio una nalgada a este.

– Buen trasero – Burló.

– Tengo más que tú.

El pelinegro sonrió al ver a su esposa con su cara neutra y este sólo siguió con su intensión de acostarse, logrando hacerlo.

Charlotte imitó tal acción, en cuanto lo hizo se apego más a Yeonjun y lo abrazó.

– Yeonjun, ¿Sabes que eres el hombre mas maravilloso? – Dijo siendo rodeada por los brazos de aquel.

– Ya lo sé.

– Me haces muy feliz – Fue lo último antes de quedar profundamente dormida.

– Tu también me haces muy feliz.

¿Quién hubiera pensado que una noche de borrachera con un desconocido, se volvería el día que conocería a su esposo y padre de su hijo?
Nadie, la mayoría de relaciones que empezaban de tal forma estaban destinadas a terminar mal, eso decía Charlotte. Hasta que ella lo vivió e hizo la diferencia junto a Yeonjun.

Pero ahora ello era lo que menos le importaba, era feliz y si tuviera la oportunidad de volver a esa noche, donde había conocido a Yeonjun, regresaría una y otra vez.

Charlotte y Yeonjun claramente no se habían conocido de la mejor forma pero ello no había evitado que fueran felices.

Ellos eran la gran descripción de que el amor no se presentaba siempre de la misma forma, este se presentaba en varias formas y la de ellos tal vez no fue en el mejor momento o en las mejores circunstancias pero ambos decidieron seguir con la historia que debió quedarse en esa noche de borrachera.

FIN.

Contigo • YeonjunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora