»𝐈« 𝓔𝓿𝓮𝓻𝓶𝓸𝓻𝓮

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Darling, darling

Doesn't have a problem

Lyin' to herself

'Cause her liquour's top shelf

It's alarming, honestly

How charming she can be

Fooling everyone

Telling them she's having fun






Una suave balada británica sonaba de fondo en aquella obscura oficina, un escenario que Oliver acostumbró presenciar casi toda su existencia, en especial en su adolescencia cuando más fechorías cometía y era regañado. Volver ahí para lo mismo le traían abrumadores recuerdos. Su madre, cabecilla de una pandilla de gánster a nivel nacional, se mantenía expectante de la ventana, conteniéndose a sí misma; dejando en la boca del estómago ese cúmulo de nervios en el menor.

Ante los ojos filudos de su madre, no era más que una decepción que no hacía más que cometer un error tras otro con la facilidad que tiene uno al respirar. Estar parado ahí le daba náuseas y un gran sentimiento de huir.

Oliver tenía una idea aproximada del tema a tratar, algo que se rumorea a voces desde hace días dentro de la empresa. Acostumbró desde su despertar sexual asistir a eventos privados y, en su ausencia, a discotecas y bares gay; se acostaba con extraños sin importar lo que su madre pensara de él. Sin embargo, esa noche se acostó con alguien de otra organización que buscaba sacarles información mediante el celular de Oliver mientras este dormía. Lamentablemente, no tuvo en cuenta que él era el hombre menos involucrado en aquel mundo, solo lucraba con el dinero ganado en este. Aun así, tuvo que hacerse cargo de aquel pobre diablo, aunque no lo quisiera, era su vida o la de él.

Rogó que su madre se quedara callada por el resto de la noche, pero su súplica fue ignorada.

"Serás monitoreado por un guardaespaldas", comentó a través del espeso humo que se reflejaba en la luna, girándose hacia él antes de agregar. "Sé un poco educado y no te acuestes con él"

"No necesito uno" respondió. "Puedo cuidarme solo".

Hizo una pausa antes de responder, calmando sus ansias con tabaco.

"Eres un idiota si crees que arriesgaría a mi único hijo solo por orgullo"

"He cuidado de mí mismo toda una vida en lo que a mí respecta, madre"

Un golpe seco interrumpió su defensa y volvió su mirada hacia su madre. No tuvo en cuenta en qué momento apartó susodicha. Ahora es ella quien protesta. "El otro día casi nos cuestas a toda la organización por un capricho de medianoche al acostarte con un infiltrado"

Tragó saliva y respiró hondo, fragmentos de ese día destellaron en su mente y sintió un nudo en el estómago. Las paredes y los postigos estaban cubiertos de un espeso líquido carmesí, que humedecía igualmente sus manos, víctimas de sus errores. Sorprendido por sus acciones, se observó a través del charco de culpa, mientras las palabras de su madre se reproducía en su cabeza como un mecanismo de autodefensa: "Lo único que importa es que tú nos protejas, Oliver, por tantas vidas como haya", repitió las palabras en silencio. Su primera vida se hacía bajo sus pies a la par que la organización se deshacía de las evidencias de la escena.

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