»𝐈𝐈« 𝓒𝓸𝔀𝓫𝓸𝔂 𝓛𝓲𝓴𝓮 𝓜𝓮

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I feel so alone on the Friday nights

Can you make it feel like home

If I tell you you're mine?

It's like I told you honey

Don't make me sad, don't make me cry

Sometimes love is not enough and the road gets tough,

I don't know why





La oficina del gerente de Recursos Humanos es elegante y sofisticada, con muebles de alta calidad y una gran cantidad de tecnología, como pantalla de ordenador de alta resolución y sistemas de teleconferencia. Hay una impresionante biblioteca de recursos de gestión de personal y una extensa red de contactos con colegas de otros departamentos y organizaciones externas.

No había ni un solo personal dentro de su área que Oliver no conociera, era atento con todos y afable, amabilidad que era devuelta con mayor fervor. Desconocían, claro, su verdadera identidad.

El día que Oliver se presentó con el canadiense a la empresa recibió infinidad de miradas, cada una con un sentimiento distinto, pero que fácilmente se podía resumir en miedo y confusión. Tuvo que explicar breve sobre su situación frente a sus trabajadores, reduciéndolo en un simple caso de acoso. Recibió tanto consuelo y apoyo que por un momento comprendió la afinación que sentía Oliver por su centro de trabajo. Aquí era considerado humano.

"Para ser una persona con una perfecta cara de póker, en ocasiones te sinceras mucho con la mirada" toma asiento sobre su escritorio y alza la vista sobre sus gafas de descanso. "¿Qué te sorprende?"

Pensando con la boca semiabierta sobre sus siguientes palabras, es el inglés quien vuelve a tomar la palabra: "¿Esperabas algo más turbio?"

Nuevamente, no supo qué responder, solo calló en espera de escuchar la interpretación armada por el mayor.

"De eso se encarga más mi madre, a mí me gusta estar más con la plebe en RR. HH."

Asiente con la cabeza, sin embargo, pudo notar cierta vergüenza plasmada en el rostro ajeno y se arrepintió de no interferir.

"Crees también que soy un desperdicio, ¿verdad?"

Con el rostro ligeramente sonrojado, Oliver desvía la mirada y vuelve su atención a los documentos que en la mesa le esperaban. Los crueles tratos de su madre rondaban su cabeza siempre que de sí pensaba, cayendo en la autodegradación de su propia persona inconscientemente. Daba por ciertas sus palabras, carente de una autoestima que pueda depender al menos como defensa. No tenía un buen concepto de sí mismo y actuaba en consecuencia a esta.

Sin embargo, incluso unas simples palabras lograron sacarlo de ese hondo lugar en donde su consciencia terminaba siempre que se despreciaba.

"No asuma mis pensamientos"

"Entonces dime" reclama a la defensiva.

"Usted es muy distinto a lo que oí, los rumores que le rodean no le hacen honor"

Oliver no pudo contener la risa ante sus palabras, primera vez el rubio se sintió ofendido aun cuando tenía presente que no era personal. Él que hablaba con el corazón en la boca cada que podía, sintió sus sentimientos marchitos tras la sorna reacción del inglés. Estaba siendo cruel con su sinceridad.

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