⼎ ͛ · 𝗴𝗼𝗼𝗱𝗯𝘆𝗲 𝗺𝘆 𝗸𝗶𝗱𝘀 𓂃 ✦ !

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cuando Jaemin tenía siete añitos y su hermano pequeño; Jisung, tenía un año de nacido, su madre los dejó frente a una puerta gigante la cual tenía unas letras del mismo tamaño, mal pintadas.

Jaemin no sabía que era lo que pasaba, no sabía porque su mamá había estado todo el caminó llorando y pidiéndole perdón a él y su hermanito, por lo tanto, miró a su madre con curiosidad antes de preguntarle que sucedía.

—mami, ¿qué hacemos aquí?, ¿y porque lloras? —le preguntó una vez la señora de unos veintitrés años aproximadamente, se agachó hasta quedar a su altura y él pudo poner su manita en su rostro, retirando las lágrimas que salían de sus bonitos ojos.

—por nada, mi amor, solo... ¿puedes prometerme no irte de aquí hasta que te abran las puertas? —Jaemin la miró aún más confundido, pero de todas formas asintió mientras su madre dejaba al menor en sus brazos—, y también prométeme que cuidarás muy bien a Jisung

—no te preocupes mami, yo lo cuidare con mi vida, jamás dejaré que algo le pasé... pero, no entiendo, ¿qué es lo que haremos aquí? —ladeo su cabeza, abultando sus labios.

su madre le sonrió entre lágrimas y colocó una mano en su mejilla, acariciando está con amor.

sus hijos eran lo único que la mantenían viva, pero lastimosamente con ella no podían tener una buena vida, a penas y podía conseguir dinero para darle de comer a Jaemin, y le destrozaba el solo pensar que se iban a la cama sin un solo bocado de comida en todo el día.

la madre de Jaemin era una prostituta lo había sido toda su vida, hombres la usaban y hacían con ella lo que quisieran, nunca fue por gusto, siempre vivió en la pobreza y al no tener alternativas para poder sobrevivir, decidió hacer algo que terminaría por arruinarla más.

pero después de la llegada de Jaemin, no quiso seguir trabajando en algo asi, no quería que su hijo se avergonzara de ella por lo que era, pero no pudo hacer nada, todos en el pueblo la conocían por lo que era, y nadie quiso darle una oportunidad para trabajar decentemente, por lo que no le quedó otra opción más que seguir con lo que mejor sabía hacer, darle placer a hombres asquerosos, que querían sexo sin compromisos o algo por el estilo.

pareció ir bien al principio, todo estaba mejor, pero después llego Jisung y todo se fue en picada, nadie quería acostarse, ni mucho menos pagar por una mujer como ella, una mujer que ya no se veía joven, al contrario, parecía mucho más vieja de lo que era, su cuerpo estaba diferente, ahora todo caía por todos lados, pero con tal de poder conseguir unas cuantas monedas para poder alimentar a sus niños, no le importaba que fuera lo que tuviera que hacer o con quien tuviera que estar, lo único que quería era ver a sus dos pequeños bien.

pero la verdad era que ya no podía seguir asi, estaba cansada.

no sabía quién era el padre de Nana, y mucho menos quien era el de Jisung, pero tampoco le importaba, ellos estaban con ella y ella los amaba más que nada en el mundo, ellos eran su todo, por ellos era que seguía ahí, ellos le habían enseñado que la vida puede tener algo bueno después de tanta porquería.

ellos le habían enseñado como era amar con el alma.

y por eso mismo era que había decidido dejarlos en un orfanato, sabía que tal vez no los tratarían de la mejor manera, pero estaba segura que estarían mejor en ese lugar, que en su pocilga de hogar, ellos tal vez encontrarían una familia que pudiera darles lo que ella nunca les dio, a excepción del amor, sabía que nadie iba a poder igualar eso, a pesar de que muy probablemente en el futuro ni siquiera supieran de su mísera existencia.

—porque iré a un lugar al que ustedes no pueden ir —mintió— y las personas que están ahí dentro te cuidarán por un tiempo, te darán comida y ropa —su pequeño la miró muy emocionado por eso último dicho—, así que, asegúrate de portarte bien y no crear problemas, ¿bien?

en los últimos días Jaemin tuvo que estar vagando por las calles en busca de comida o algo para poder calmar su hambre y la de su hermanito, pero lo único que encontró fueron insultos por parte de adultos quienes sabían de quien era hijo, uno que otro pequeño golpe por parte de niños groseros que se aprovechaban de su poca fuerza debido a la desnutrición que tenía y varios raspones en sus rodillas por las caídas que sufría, provocadas por los perros que lo perseguían al ver a alguien extraño en su territorio.

—sí, mami, está bien, ¿pero a dónde irás?, ¿tardarás mucho en regresar?

—¿puedes prometerme una última cosa, Nana? —evito las preguntas de su hijo.

—sip... jamás te diría que no, mami.

—cuídate mucho, y nunca dejes solo a tu hermano, por favor...

y una vez dicho eso, la mujer se acercó al pequeño niño y lo abrazó con mucha tristeza, lloraba desconsoladamente mientras su hijo solo la miraba sin entender absolutamente nada.

a Nana no le gustaba ver a su mamá llorar, porque por lo que él sabía una persona lloraba cuando sufría, y no quería que su mamá sufriera.

—mami... ¿estás sufriendo porque nos vas a dejar solos? —la señora se separó sorprendida por su pregunta.

—sí, Nana... no quiero dejarlos solos, pero tampoco pienso llevarlos conmigo.

—¿estas preocupada por lo que nos pueda pasar? —su madre asintió sin dejar de llorar—, ¡mami!, no tienes por qué preocuparte, ya estoy grande, puedo cuidar de mí y de Jisung, ¡ahora soy muy fuerte y haré que cualquier persona que le quiera hacer daño a bebé Jisung, sufra! — grito con mucha seguridad, sacándole una pequeña risa a su madre entre el llanto.

—eres increíble, Nana, no sabes cuánto los amo, son lo mejor que me pudo haber pasado en la vida, nunca lo olvides, ¿sí? —Jaemin asintió— ya me tengo ir...

la madre de los niños volvió a abrazarlo, a pesar de que tuviera a su hermanito en sus brazos, dejo varios besos en la cabeza y mejillas de estos y después de un rato, se marchó con el corazón hecho pedazos.

ya no volvería a ver a sus niños, pero estaba segura que pronto él la olvidaría y Jisung ni siquiera sabría que alguna vez existió, sabía que pronto dejarían de extrañarla y se darían cuenta que lo que hizo por ellos fue por su bien y porque los amaba.

así fue como esa misma noche —cansada de siempre haber vivido de esa forma— dio fin a su vida apuntando a su cabeza con una pistola la cuál disparó, pensando hasta el último momento en sus preciosos hijos.

𐑺 ᵢ ⍺𝗅 ხ𝗈𝗿𝗱ᥱ 𝖽𝗲𝗹 𝗹𝗹𝖺ᥒ𝘁͟𝗈 ᵎ ⊹ ꒷꒦

᯽    𐑺  ᵢ ⍺𝗅 ხ𝗈𝗿𝗱ᥱ  𝖽𝗲𝗹 𝗹𝗹𝖺ᥒ𝘁͟𝗈 ᵎ  ⊹   ꒷꒦ 𑁋𝗻𝗮 𝗷𝗮𝗲𝗺𝗶𝗻!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora