Muchas veces nos sumergimos tanto en nuestra tristeza y dolor, que no pensamos en aceptar y aceptarnos,
a nosotros y a nuestras vidas,.Nos empeñamos tanto en cambiar.
Buscamos tanto la perfección, que nos desgarrados nosotros mismos.Arrojamos tanto odio, repugnancia e insatisfacción a nuestro niño interior, y anhelamos tanto alterarlo y deformarlo, que le hacemos tanto daño que se convierte en ese fantasma que nos persigue por el resto de nuestras vidas.
Ese que no nos deja respirar aunque haya oxígeno, no nos deja caminar, porque hace que tropecemos.
Solo porque no aprendimos a amarlo tal y como era,
porque en vez de enseñarle a luchar contra la adversidad,
le machacabamos el corazón.
Y él solo quiere que le pidamos perdón, que hagamos las pases,
y nos tomemos de la mano,
porque él es esa parte de nosotros que nos motiva a soñar, a soltar, a querer, y querernos por lo que somos,
y avanzar hacía lo que queremos ser .Por eso le escribo a ella, a mi niña interior, sólo; para que me perdone.
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Diario de una solitaria
Short StoryDe pequeña nadie me dijo lo difícil que sería el mundo. Nadie me dijo que aquellas personas que me romperían serían las mismas que se supone deberían cuidarme. Nunca nadie me advirtió que debía luchar constantemente contra mis propios pensamientos...