De pequeña nadie me dijo lo difícil que sería el mundo. Nadie me dijo que aquellas personas que me romperían serían las mismas que se supone deberían cuidarme. Nunca nadie me advirtió que debía luchar constantemente contra mis propios pensamientos, ni del peligro inminente que me acecharía la cárcel de mi mente. Lo aprendí luchando cada día contra mí misma, y aunque por algunos años me derrumbé en el abismo que había dentro de mí, un día renací de entre el fuego de mi desgracia, como un ave fénix, y volé hacía la paz. Esta es mi historia, y no, no es perfecta, ni mucho menos bonita, pero paradójicamente no deseo que lo sea. Esta es mi historia: es mi vida. Este es el infierno que aprendí a reinar. Si deseas eliminar todo lo malo en tí, lo siento, este no es el libro correcto, pues yo no destruyo mis demonios, los cabalgo, porque si he de vivir en el infierno, también lo he de reinar.