Gin (carta 10)

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Oh mi bella doncella con tu cabello castaño como el agua de malta que se mueve con el viento de cefiro y tu voz que viaja al unísono con las sonatas angelicales de las arpas del paraíso. Mi bella doncella de vida y sangre que eres humana y bondadosa con quien de ti necesita, con el tono caneloso de piel que te caracteriza y que me prende en llamas el alma en solo pensar como puedo acariciarte. Tu, ninfa que aquella noche me enseño el verdadero significado del amor y que me enseño lo magnífico que es realizarlo con otra alma que te hace sentir seguro y virtuoso.
Eres la musa de mis pensamientos y sufrimientos en el ahora; eres la bella dama vestida con flores que me enseño a anhelar y valorar cada segundo de mi vida por que un día estamos y al otro nos habremos ido.

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