𝑷𝑹𝑶𝑳𝑶𝑮𝑶

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Salida- Colorado 2013

No lo aguanto más... es un tormento constante, una voz en mi cabeza que no puedo calmar y me aterra, me susurra cosas que me hacen perder el sueño, el apetito, incluso las ganas de levantarme por las mañanas, no puedo dormir, estoy perdiendo la esperanza... Tengo miedo de ese ser que me susurra y que cada vez más me va consumiendo, me pide que haga cosas atroces y estuve a punto de hacer lo que me pide... quiere un pago por la deuda, ya no sé qué hacer... siento que ya no puedo más. Mi amada familia...Ana, Emily, lo siento mucho... Rue.

Ana ha ido a casa de su hermana a ayudarla con la decoración de sus nuevos productos de joyería, yo por mi parte he decidido ir a la iglesia a reunirme con un viejo amigo, llevare a Rue conmigo, hace ya mucho que no tenemos un rato entre padre e hija, solo tiene 5 años. Sera bueno distraerme de todo un rato y asi podre pasar algo de tiempo con mi amada hija.

Estaba oscureciendo, el sol se estaba ocultando a medida que íbamos camino hacia la iglesia, le coloque un suéter a Rue para que no sintiera frio, sostenía su osito de peluche y siempre jugaba con él, eso me parecía tierno, había ocasiones en las que me decía que el peluche le hablaba en las noches, que le susurraba cosas mientras intentaba dormir.

Al principio no le di importancia, me dije a mi mismo que eran cosas de niños juegos y cosas de su imaginación, pero... con el tiempo empecé a asustarme, la niña comenzó a despertar a mitad de la noche he iba corriendo a nuestra habitación mientras dormíamos, se despertaba al mismo tiempo en que yo tenía sueños en donde "eso" me atormentaba... sueños donde me exigía un pago, un pago por mis pecados, en sueños le veía, me hablaba, decía que el tiempo se agotaba... y lo veía cerca de las personas que amo, cerca de mi hija... se sentían extremadamente reales como si no fueran solo sueños, y hoy.

Hoy sé que no son solo eso. La iglesia ya estaba a pocos metros de nosotros mientras nos acercábamos a la puerta principal, me detuve por un momento a mirar hacia arriba el campanario pensando en que aquí podría encontrar un poco de paz y tal vez una esperanza.

Avanzamos al interior de la iglesia, estaba vacía, por la hora las personas ya habían terminado la misa así que era natural que ya no hubiera nadie, mientras avanzaba por la sala oscura iluminada por unas pocas velas opacas pensaba, en todo lo que había pasado, en las cosas que había hecho, no sabía que más hacer y no tenía más a donde ir.

En que estaba volviendo al sitio donde todo había empezado, donde hace 5 años todo comenzó. Sin darme cuenta pequeños rastros de lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos, le solté la mano a mi hija y le dije que podía jugar siempre y cuando no se alejara mucho de la sala para poder vigilarla.

Me senté y comencé a hablar con Dios, preguntándome si era capaz de escucharme, preguntándome que debía hacer con todo esto, implorando una respuesta y sabiendo que no obtendría una, toque mi bolsillo y saque algo que había preparado con antelación, una carta que había escrito la noche anterior donde le contaba a mi esposa lo que estaba sucediendo... mis pecados, el tiempo se acababa y lo sabía.

Volví a meter la carta en el bolsillo resignándome, una carta que contenía la verdad, una carta escrita para no ser entregada.

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