Eddie frecuentaba la misma cafetería una y otra vez, una pequeña empresa familiar a la que su tío solía llevarlo una y otra vez en fechas importantes (su cumpleaños) casi desde que tenía memoria, pero empezó a ir allí más aún desde que este falleció, esto lo ayudaba a mantener vivo el recuerdo y de cómo apreciaba todo lo que este había hecho por él. Aunque con el tiempo su vida empezó a mejorar poco a poco, su banda por fin estaba teniendo más reconocimiento y recientemente había podido rentar una casa, su casa. Le entristecía un poco el hecho de que su tío no pudo llegar a estar a su lado en esos momentos pero sabía que de todas formas estaría orgulloso de aquellos logros.
Cómo muchas de sus mañanas fue a la pequeña cafetería a comprar su dosis de café matutino, acompañado de una magdalena de chocolate, lo que siempre pidió desde que era un niño. Todos los que trabajaban allí lo conocían de hace años y con solo verlo ya sabían lo que este ordenaría, aunque para su sorpresa en la caja se encontraba un joven, resaltando de entre la mayoría de los trabajadores, que solían verse más grandes en cuanto a edad. Apostaba que aquel chico no debía pasar de 25.
Se acercó a la caja y simplemente pidió "lo de siempre" suponía que tal vez ese chico estaba desde hace un tiempo y posiblemente nunca se había dado cuenta de que estaba allí.
-¿Lo de siempre?- Le preguntó con una notoria confusión.
-Lo siento, me refería a un café negro con una magdalena de chocolate- Respondió algo nervioso, era obvio que era alguien nuevo, nunca lo había visto. Luego solo hubo en silenció incomodo, no sabía que decir, pagó para luego ir a sentarse mientras esperaba su pedido.
Cuando este mismo le trajo el pedido vio que el parche con el nombre del empleado decía Steve, no creía conocer a alguien que se llamara así pero era bueno saberlo.
-Así que esto es lo que pides siempre al parecer, lo tendré en cuenta si te vuelvo a ver por aquí...- Dijo para luego de darle su pedido e irse a la caja nuevamente.
Eddie comió su desayuno en silencio, no mucha gente iba a esa cafetería en particular por las mañanas, de vez en cuando miraba de reojo a Steve, había algo en el que le causaba cierta curiosidad. Una vez terminó dejó una propina y se fue. Esperaba poder verlo al día siguiente y sacar al menos una pequeña charla con él.
Al día siguiente volvió, mientras se dirigía al lugar pensaba si Steve estaría ahí, pensando posibles cosas para al menos sacar una pequeña charla entre ambos, pero a su vez no quería que fuera un momento incómodo.
Una vez llegó nuevamente no había nadie, donde más gente lograba ver era por las tardes. Cuando entró lo vio pero esta vez le puso atención a como se veía, principalmente resaltaba su cabello realmente voluminoso.
-Hey... café negro y una magdalena ¿cierto?- Preguntó ni bien vio a Eddie, se emocionó al saber que se acordaba de él pero tampoco había pasado mucho tiempo así que era de esperarse.
Las palabras no lograban salir de su boca, no recordaba que le hubiese pasado alguna vez, solo asintió a la pregunta. Esta vez no tenía tiempo de desayunar allí, lo cual le ponía algo triste pero no podía hacer nada al respecto, viendo como preparaba el café decidió romper el hielo que él mismo había generado.
-Por cierto... Me llamo Eddie- Dijo de la nada, quedándose callado luego de eso. Notó que por un instante Steve no se movió, como si se hubiese sorprendido, seguramente porque lo que dijo fue repentino.
Durante el resto de tiempo que siguió preparando el café Eddie no podía parar de pensar para sí mismo que la había cagado, siempre que abría la boca generaba un momento incómodo. Se quedó viendo como Steve le dio el café y hacía el recibo de pago.
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Black coffee & latte [Steddie]
FanfictionUn joven Eddie Munson frecuenta la misma cafetería desde su infancia, nada era diferente hasta que conoce a Steve el nuevo barista, y el cual le haría despertar sentimientos confusos muy repentinos. Fic también disponible en AO3.