III De otro planeta

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'Mira que bien, estoy yo sola en una cama y no hay vómitos alrededor ni nada', pienso cuando abro los ojos. A pesar de que estoy en una cama ajena y de que me va a explosionar la cabeza me siento cómoda, como en casa.

Pero esa sensación dura poco. Mi padre, la nota... Miles de dudas y preguntas que se me vuelven a meter en la mente. Como si yo tuviera alguna respuesta.

De mala gana me levanto y encuentro un vaso de zumo y un ibuprofeno encima de un mueble de la habitación.

-Vaya, no sabía que eras tan detallista - pienso en alto.

Como no obtengo respuesta, me precipito al cuarto de baño y comienzo a quitarme la ropa.

No me tomo la molestia de mirarme al espejo, voy directa a la ducha.

Noto como me zambullo en medio del agua. Como las pequeñas gotas procedentes de la ducha me llenan de ánimos y energía renovada.

Hasta suelto uno suspiro y todo.

- ¿Clara? ¡Clara! ¿Estás en la ducha?

Pero nada, no puedo tener ni un minuto de tranquilidad.

- Sí, Javi, estoy en la ducha... -contesto con un tono cansado.

-¿Puedes salir un momento? Rubén te necesita al teléfono.

-Pues que espere a que termine.

-Dice que es urgente.

-Pero puede esperar.

-Está poniéndose nervioso...

Mierda. Estos dos no van a callarse hasta que salga. Me cubro con una toalla y le abro la puerta a Javi, que me entrega el teléfono.

- Estaba en mi momento zen, ¿qué cosa es taaaaan urgente?

-Clara, estuvo llamándote un señor muy raro, un tal Iago, toda la noche y parte de la mañana.

-¿Llamó Iago?... Espera, ¿tú como puedes saber eso?

-Porque dejaste el móvil aquí en el almacén, lo encontré en silencio hace un poco y ya te estaba llamando así que contesté.

- ¿Y qué te dijo para que me tengas que sacar de la ducha?

-Mira, no sé quién será ese tal Iago, pero ya puede tener una explicación para ponerse a gritarme que me iba a matar por no decirle donde estabas.

-¿Os dijo eso? Dios... a saber lo que pasaría, o lo que pensaría ...

- ¿Y quién es ese Iago?

- Un primo que tengo por parte de madre... escucha tengo que colgar, más tarde me paso por tu casa y pillo el móvil.

Cuelgo sin esperar a que conteste y vuelvo al mundo del vapor durante un tiempo.

Media hora después estoy en la cocina de Javi tratando de comunicarme con Iago, que, desafortunadamente, no contesta al móvil.

Me sirvo zumo de naranja de la nevera y vuelvo a intentarlo. A la quinta va la vencida, Iago contesta la llamada y exclamo:

- ¿Iago? Iago soy Clara, ¿puedes contarme que está pasando?

- Pues eso me gustaría saber a mí, lo que está pasando en esa isla para que me venga llamando la policía... -se escucha ruído de fondo.

- ¿¡LA POLICÍA !? Dios... tiene que ser un error - paso la mano izquierda por el pelo.

- Sí, escucha, tengo que dejarte, esta tarde a las cuatro estaré en Tenerife, te espero en el aeropuerto.

Antes de que pueda contestar, mi primo cuelga. Mierda, estas cosas molan más cuando son yo quien lo hace y no al revés.

EFÍMERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora