Mini - Historias

El bello lago

  Como amo la tranquilidad del bosque en el que vivo, hay tanta tranquilidad, tanta serenidad, silencio y tiene esa pisca antigua de la cual toda persona se enamora. Mientras tomaba mi café mañanero veía a una pareja a lo lejos, se veían felices, tan jóvenes y riendo tan fuerte, se veía que ambos se amaban. Estaban jugando carreras a ver quien llegaba primero al lago. Sonreí al verlos ser tan felices y estar tranquilos, claramente ellos no sabían lo que había pasado en ese lago hace tan solo 80 años, claramente ellos no eran de por aquí, porque, si lo fueran, no querrían estar ni a un metro de ese lago.

  Logre divisar como la señora Harrison se acercaba a ellos con pasos apresurados, seguro les advertiría de no nadar en el “lago del infierno” como ella le decía y, por supuesto, que también les contaría la vieja historia que tanto e oído

-Al parecer los turistas son muy descuidados y no investigan la historia del lugar al que viajaran, con que sea bonito es suficiente. Deberían de investigar todos los lugares que visitan y dejar de ser descuidados, si no, hasta podrían morir.- me dijo la señora Harrinson esa tarde de invierno mientras tomábamos café las dos. Todas las tardes, a las 17, ni un minuto más tarde ni uno más temprano, la señora Harrison tocaba mi puerta y tomábamos café mientras charlábamos

-La verdad es que a veces así es mejor, uno al momento de viajar lo que menos hace es revisar la historia del sitio al que irá. Y, siento que así es mejor porque el simple hecho de pensar que su destino tiene un pasado sombrío se arrepentirá y por el miedo podría haberse perdido un recuerdo muy lindo.- dije yo, mirando a la señora delante mío, y ella me miro arrugando su nariz, haciendo que varias arrugas aparezcan en todo su rostro. La señora Harrison era una señora mayor, pero con mirarla te dabas cuenta de que en su juventud había sido una mujer muy bella y delicada

-No Lunita.- evite decirle que ese no era mi nombre, porque de igual forma lo ignoraría, ya me acostumbre a que me dijera así.- es mejor saber la historia de tu destino, aunque eso te haga perder todo tipo de interés en el sitio, porque por más que sea feo, uno tiene derecho de saber en donde se meterá. Como este bosque, puede ser de lo más hermoso, pero la historia que tiene es desagradable.- a mí en este punto me brillaban los ojos, amaba esta historia.- Alguna vez te conté la historia de nuestro amado bosque y lago querida?.-

-No, señora Harrison.- dije yo, aunque ya la había oído en total 5 veces, pero tanto amaba la historia que la podía escuchar una vez más.- Podría contármela?.-

-Déjame ver.- la señora Harrison miro su reloj de muñeca y luego me miro a mí.- Claro que puedo Lunita, tengo tiempo de sobra, y más para contar esta historia.- dijo tomando un sorbo de café

-Gracias señora Harrison.-

-Verás, esta historia comienza en el invierno de 1940… Como sabrás, esto era una comunidad grande, todos eran muy amables con todos, y aunque habían algunas manzanas podridas, era casi nula la cantidad, eran contados con una mano, y ni siquiera eran tan malos, más alla de robar un reloj no pasaba. Todos estábamos contentos, yo tenía 15 años, estaba en la escuela todavía cuando todo esto empezó, mis cabellos todavía eran de un rojo intenso y mis ojos azules no estaban rodeados de arrugas como ahora. Recuerdo que una mañana del 20 de junio salí de mi casa con mi mochila lista para la escuela, al salir me encontré con que una nueva pareja se mudaba a la casa que estaba a la derecha de la mía. Me pareció raro, ya que esa casa estaba desocupada desde antes que yo naciera, era muy raro ver una parea de casados tan jóvenes, pero era temprano para sacar conclusiones, así que solo me fui hacia la escuela. Cuando llegue a mi casa me senté a comer con mis padres, y estaban hablando de los nuevos vecinos

-no te parece raro Marco?.- pregunto mi mamá a mi papá.- Se casaron hace dos años, tienen 29 y 33, no tienen hijos, son muy jóvenes. Es raro.- respondió a su pregunta