Capitulo 10

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Cada decisión trae consigo una inevitable consecuencia; una simple discusión que luego se convirtió en un gran malentendido, fracturó por mucho su relación con Isogai, esto lo hizo preguntarse un sin fin de cosas poniendo a prueba sus más profundas emociones, pero por mas que se esforzó por entender solo fue a dar a un callejon sin salida, pues aún no comprendía cual era el error que había cometido

Su más grande temor se hizo real de la noche a la mañana y sus sentimientos empezaron a entrar en conflicto causándole un gran estrés que no fue capaz de sobrellevar, penso que alejarse para aclarar su cabeza le haría bien, pero la visita inesperada de su hermano menor desde el extranjero fue lo unico que le faltaba para acabar con la poca paz que había logrado obtener. Porque nunca se espero que Tomoe llegara de tan lejos solo con el propósito de interrogarlo, sobre porque había decidido convivir bajo el mismo techo con Morinaga. Al llegar lo primero que hizo fue reprocharle sus erróneas decisiones hasta cansarse, sus acusaciones lo pusieron de un terrible humor pero no pudo defenderse de ninguna de sus duras palabras, de cierta forma tenía razón dejo que todo se saliera de control desde el inicio.

Sin contar que Tomoe mostraba su hostilidad abiertamente hacia Morinaga lo cual le dificulto aún mas las cosas; pero no podía culparlo. Era la única persona a la cual fue capaz de contarle su secreto y desde ese instante su hermano le tomó un odio irracional a su kohai, por esa razon desde su llegada empezó a mostrar ciertas actitudes que nunca le había visto antes; ya sea miradas amenazantes o palabras malintencionadas pero no había oportunidad que no fuera aprovechada por Tomoe para atacar deliberadamente a Morinaga, pero en respuesta a la mala actitud de su hermano su amable kohai se hacía el desentendido o no mostraba interés en defenderse, esto solo lo hacía sentirse aun mas culpable. Si tan solo hubiera puesto mas atención antes nada de eso habría ocurrido, pensaba que ya era momento de arreglar sus asuntos pendientes, por esa razón debía pensar seriamente, que haría en adelante y afrontar las consecuencias que tuvieran sus acciones.

Pensaba arduamente en cómo solucionar su situación, se decidió y aprovechando que Tomoe no se encontraba en casa, bajo apresurado las escaleras atravesando sin parar la sala de estar, para poder asi llegar hasta la cocina. Ahí fue donde lo encontró; a Morinaga alegremente llendo de un lado a otro cocinando la cena de esa noche, parecía tan concentrado haciendo aquello, que todo su valor se esfumo en un instante porque no se atrevio a hablarle. Veía como se dibujaba en su cara una sonrisa llena de alegría, Souichi se odio a sí mismo una vez más, mientras que una opresión en su pecho surgía muy lentamente, era el peor sujeto sobre la tierra porque aun después de tantos años Morinaga seguía ofreciéndole ese amor, esos cuidados tan incondicionales. Se sentía tan patético, porque otra vez aceptaba las atenciones de ese pobre chico sin siquiera saber como poner un limite entre ellos; pero no fue capaz de rechazarlo, solo con pensar en la idea de lastimarlo lo hacia retractarse inmediatamente, estaba consciente de las consecuencias que habría de seguir así, pero lo peor, era que también Morinaga estaba conciente de ello pero tampoco hacía nada para detenerlo

Sempai — Morinaga se giro sonriendo al percatarse de la presencia de su Sempai en la puerta Si estabas ahí debiste haberme dicho algo

No quería interrumpir — decía adentrandose despacio en la cocina No tenias que encargarte de la cena, recuerda que tu eres mi invitado — regaño quitandole la cuchara de la mano

Se acerco a la olla que hervía encima de la estufa; sin pensarlo mucho saco un poco del líquido que se encontraba en el interior para probarlo. Soplo un poco para no quemarse, estaba tan concentrado haciendolo que no le presto atención a Morinaga quien en ningún momento se perdió ningún detalle de cada movimiento que hacia. Ignorando eso, Souichi solo se centro en probarlo, al hacerlo quedo encantado con el sabor tan intenso del platillo, sin duda las habilidades culinarias de su kohai eran tan excelentes como recordaba

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