--¿Le dirás?, ¿En serio?-Marco puso sus manos en su cintura y alzo una ceja.
- Sí, ¿Por qué no he decirle a mi mamá ? - Me cruze de brazos.
Marco suspiró y subió un escalón quedando a mi altura y se río de lado.
-Bueno, está bien, dile. Pero si tú le dices que meto personas a mi cuarto en las noches después de que se duerman, le diré lo que tú haces en las noches - Marco toco mi pecho con un dedos haciéndome retroceder un poco.
-¿Qué? ¿De que hablas? - fruncí un poco ceño.
-Oh nena, sabes de qué hablo. Tu habitación está a lado de la mía escuchó todo lo que haces.
Lo miró un poco confundida, aunque me hacía una idea de que hablaba...
-Estos dos dedos...en tu coño, todas las noches.-llevo mi mano a su boca y chupo mi dedo índice y medio.
Lo miré un poco sorprendida. ¿Tan obvia era? Aleje mi mano de su boca haciendo una cara de asco limpiando mis dedos con la tela de mi falda. Marco subió el último escalón quedando a escasos centímetros de mi.
-Joder nena, con solo oírte gemir me pongo duró y haces que me imaginé muchas cosas no tan sanas contigo. - susurra cerca de mi oído haciendo que los pequeños vellos de mi nuca se erize.
Lame mi mejilla, se aleja de mi y poco a poco sube el resto de las escaleras desapareciendo por la segunda planta. Mientras yo me quedé parada como idiota procesando todo lo que dijo.
Negué un poco y baje hacia la cocina encontrándome con mamá mezclando algunos ingredientes.
-Hola ma, ¿Qué estás haciendo?.- casi me doy un golpe por la pregunta tan tonta que hice, cuando era obvio.
-Oh hola Lhea, estoy haciendo la cena.- Dijo viendo el celular a lo que escuchaba era un tutorial de cocina.
-¿Ah eso le llamas cena?- dije viendo el pequeño tazón con quién sabe que cosa dentro. Hice una pequeña mueca.
Mamá bufo y vio el tazón el cual no se parecía nada al del vídeo. Apoyo su cabeza en su antebrazo que estaba en el mesón.
-No sirvo para la cocina Lhea. ¿Cuando aprenderé?, no sirvo ni para calentar un poco de agua.
Reí un poco y le di unas palmaditas en la espalda.
-No están mala.- Mamá me miró con una ceja alzada. -Bueno, si es mala. Pide la cena no se dará cuenta.
Mamá se puso firme y y asiento un poco.
- Por cierto, ¿Estás bien?, te note un poco molesta.
Bufe y me senté en unas de las sillas del mesón, poniendo mis manos aún lado de mi mejillas.
- Ya sabes ma, Marco.
Mamá rodó un poco los ojos y se lavo las manos. Luego imitó mi acción quedando frente a frente.
-Lhea, ¿De verdad no pueden llevarse bien?
- Ma, es que yo intento pero el es tan idiota.
-Nena, no es como que tu no seas una cabezota también.
Negué y me levanté de la silla, poniendo mis brazos en mi cintura.
- Iré a dormir un rato, quizá no despierte, quizá si todo depende del tiempo.
-Lhea.- advirtió mamá, mirándome con una ceja alzada.
-Pide la cena ma.- Reí un poco y subí las escaleras.
Pase por la habitación de Marco la cual se escuchaban ruidos raros y me aleje tan rápido como pude de esa puerta, quizá estaba matando a alguien. Abrí la puerta de mi habitación, ya estando a dentro la cerré de nuevo, mire mi cama y me lancé tirando unas almohadas hacia alrededor y cerré un poco los ojos.
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Eres mía
Novela JuvenilSe imaginaron alguna vez tener una historia de amor, ¿Pero con su hermanastro? Suena loco, ¿no? Aunque lo suene le pasó a Lhea Miller -¿Cómo pudiste?, pensé que en realidad me amamas -Fue solo un acostón, nunca te tome enserio, pensé que lo sabías