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La mejor opción para un estudiante universitario era trabajar en un restaurante o bar de camarero en sus tiempos libres, claro, también dependía de la carrera que se esté estudiando.

Otros proponían que hicieran trabajos extras, ya sea limpiar casas, vender cosas, atender a mascotas,  otros menos despreocupados, ofertaban que se vendieran.

Izuku podía hacer eso y más. Claro menos venderse, su madre le había enseñado cual era el respeto asi mismo, que siempre debía cuidar de si mismo, no importaba cuan necesitado este, un Omega que es de todos, no llegara a ser de nadie en algún tiempo.

Midoriya eligió ser médico, era Omega, nadie sintió esperanza hacia la desición de un omega quirkless más que su madre, que lo apoyo hasta sus ultimos momentos. La esperanza de Izuku iba hacia las personas como el, que no tenían nada que ganar ni perder, que habían nacido sin nada y que el destino les había arrebatado sus sueños.

—¡Hey! — le llamo la voz suave de Umme —El jefe dijo que sacarás la basura.

Asintió levemente con la cabeza hacia la joven de cabellera roja, ya conocía cada persona del bar, conocía el número y orden de las mesas, las habitaciones privadas y los nombres de todas las bebidas.

Saco las bolsas mal olientes de el tacho de osito que el jefe había puesto, sus ojos se achinaron con asco al ver como salía lo que parecía ser sopa de basura, era asqueroso sin duda alguna.

Llevo cuidadosamente las dos bolsas, la puerta trasera era la que conectaba hacia un callejón largo donde se encontraban botes grandes como les decía Izuku, mayormente le mandaban a el, aquel lugar era muy solitario y casi siempre pasado algún roedor o bicho debido a la suciedad del lugar.

Al terminar, dispuesto a marcharse al ver la hora en el reloj de mano con ganas de llegar a casa.

11:37pm

No tenía más ganas de limpiar, solo quería tirarse sobre la cómoda cama de su habitación y dormir hasta la próxima clase que tendría.

Antes de tomar el picaporte de la puerta, un olor a neroli, naranjas y caramelo le llegó, era suave, con un toque de masculinidad que encendía el ambiente, en un hilo de espesor y lujuria. Estaban en una de las zonas menos transcurridas, nadie llegaría ahi.

Su mente le dijo peligro. "Aléjate", pero dentro de el sintió un vuelco que lo hizo acercarse al causante de aquel olor, algo le susurraba al oído que fuera hacia ello, pero su mente gritaba que se alejara.

Sexo.

Eso intuyo. Lo sentía mas fuerte, más cerca. Cubrió su nariz con las mangas de su camisa, debía irse pues parecía ser un alfa en celo que se habría escondido en el callejón del bar. Aún así el le llamaba.

Más su cuerpo no respondió, el hombre recostado en el suelo se levantó hacia el, mantenía pasos firmes. Pudo notar una cabellera rubia y alborotada, llevaba un antifaz negro, y por su trajera supo que era un héroe. Llevaba el traje sucio y roto en algunas partes, así como una tela que sería parte parte de su traje presionando una herida su brazo.

El arranco aquella tela de un tirón.

Dynamite

Este se acercó a él, Izuku sabía que debía irse.

Así que con todas las fuerzas de su cuerpo y mente corrió  a toda velocidad hacia la puerta del bar.

Antes de llegar sintió como su cuerpo era tumbado al suelo generando un sonido sordo.

Podía sentir el calor recorrer su cuerpo.

Un teléfono callo al lado suyo. Estaba aterrorizado mientras sentía como aquel héroe olía su cuello.

—¡Dynamite! ¡¿Dónde te encuentras?!¡Responde! —una voz femenina se oyó.

Izuku sintió un escalofrío en su espina dorsal, recorriendo cada parte de su mismo terminando en un miedo incontrolable.











No había quedado conforme con el otro prólogo, lo sentí como algo muy común, muy cliché. Asi que lo cambie a algo más trágico como me gusta UwU

¡No olvides darle estrellita lindura!

Monotonía [Katsudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora