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Kirishima había recibido la llamada urgente de Katsuki, estaba preocupado, Bakugo era el encargado de un caso de trata de personas en el centro junto a tres héroes más y un escuadrón especializado, iba todo marchando al plan que habían hecho hace unos días, pues por lo que sabían el único peligro sería el guardia que se encargaba de los omegas.

Estaban atentos a lo que llegaría a suceder, cuando se complicó los agentes encubiertos salieron, fue una lucha intensa donde los héroes llevaban la delantera, hasta que uno de los sospechosos utilizo su quirk en el como último recurso.

—De alguna forma hace que el celo de omegas y alfas haga aparición en un tiempo impresionante. — Concluyo Yaoyorozu.

—¡Katsuki está en peligro! ¡Debemos hacer algo ya! —exclamo desesperado apretando sus puños hasta que sus nudillos se hicieran blancos, no podía hacer nada para ayudar a su amigo.

Momo suspiro exhausta .

—Ya mandamos a Todoroki y a otros agentes a traerlo, llevan supresores en dardos y tranquilizantes, así que no te preocupes mucho.

Kirishima sintió un nudo en su garganta.

Estaba desperado y los minutos pasaban. Deseaba tanto haber estado en aquella misión, pero no podía hacer nada, en cada lo esperaba su Omega, estaba en espera de un cachorro y no podía arriesgarse tanto, pues lo último que deseaba era dejarlo solo con un bebé en camino.

Suspiró profundamente esperando que nada malo le pasará a Katsuki Bakugo.

...


Desde que trae memoria kirishima recuerda que siempre le habían enseñado sobre alfas y omegas,  sus padres ,en la escuela, estaba hasta en los programas de TV.

Para poder ser un héroe, recibían un conocimiento más avanzado sobre alfas y Omegas, pues en su carrera de héroe se toparía con muchas, según sus maestros.

Gracias a ellos sabía sobre los lazos entre ellos, el alfa marcaria al Omega, aún sin necesidad de relaciones sexuales, aquello sucedía más si el alfa se encontraba en celo, pero para ello, debía tener el permiso del Omega, como un ritual de unión, en el celo del Omega el alfa debe pedir permiso para entrar al nido del Omega, o este podría atacar. En el caso del alfa, el aún tiene que pedir permiso para poder marcar o hacer cualquier acción.

Tenía que conocer hasta los más mínimos detalles de alfas y omegas.

Así como que un lazo era para siempre y no se podría romper ni aunque se marcarán por otras personas.

Kirishima tenía su propio lazo con otro héroe Omega, Denki Kaminari, este estaba en permiso por su embarazo, no podía hacer tanto esfuerzo, su bebé, que aún no sabían el sexo, pues seria una bonita sorpresa, ya estaba a dos semanas de nacer, en casa le ayudaba su madre.

Una llamada entro, Yaoyorozu atendió, hizo un gesto, sus ojos se abrieron en par, su mano tembló y respondió con un simple "sepáraloskirishima se acercó a ella preocupado. Fue entonces que la alfa hizo una mueca, no podía descifrarlo. Era como angustia y miedo. Kirishima temía lo peor.

—¡¿Qué paso?!

Yaoyorozu no sabía que decir, se encontraba en un estado de shock del que no podía salir.

—¡Responde! ¡Es mi amigo el que corre peligro!

—Bakugo—balbuceo —Bakugo marcó a un Omega.

...

—¡¿Cómo es posible que permitan esto?! ¡Mi hijo hizo todo lo posible para ponerse a salvo, ¿Ustedes que hacían? Jugar a los comandantes mientras el trataba de protegerse!—puso su dedo en el pecho de la alfa empujándola levemente. —¡Son héroes! ¡Y no actuaron como tal!

Mitsuki había llegado al hospital, su hijo ya pasaba los veinticinco años, pero eso no hacía que su lado sensible fuera en busca de su cachorro gigante. No entendía como una agencia tan reconocida había permitido tal error, ellos aún eran jóvenes, tal vez no tanto, pero aún así ¿Cómo iban a manejar algo de tal magnitud?

Masaru estaba consternado, su hijo se había unido sin tener conciencia de haberlo hecho, tampoco había tenido la oportunidad de haber escogido a la pareja eterna.

Pensó en el Omega, que tal vez también estaría en un estado muy sensible, unirse a alguien no es un juego. Los omegas necesitaban atención y amor por parte de su alfa, Katsuki no parecía ser el tipo de persona que haría eso.

Están destinados a estar juntos aún si haberlo pedido, sin haberlo deseado ni pensado.


—Mi hijo ¿Cómo está? —le pregunto a la mujer.

—Esta bien, Bakugo es fuerte.

—El no lo tomara bien — miro a su esposa, Katsuki siempre había sido un rebelde, tal vez, ni siquiera pensaba en juntarse con alguien —El Omega...

—El también está bien.

Masaru suspiro aliviado, los dos estaban bien, se preguntaba, por que nadie había venido por el chico, parecía que nadie reclamo por el, tampoco nadie vino a verle, era como un completo desconocido en la ciudad.

—¿Cómo sucedió? — pregunto está vez Mitsuki.

— Al parecer el Omega había estado trabajando cuando se encontró con Bakugo en el callejón — hizo una breve pausa—  trato de resistirse pero al soltar sus feromonas Bakugo lo tomo como un permiso, mejor dicho , el alfa de Bakugo.

Mitsuki lo entendía, los omegas solían soltar feromonas fuertes cuando estaban asustados o en peligro.

Sería difícil hablar con su hijo, hacerle entender. Tampoco podían obligarle a tener una relación con el Omega, pero al menos tratarían de convencerlo de ver al chico una vez a la semana. Los dos lo necesitarían.

Aunque ni uno de los dos quiera, lo necesitan .

...

Izuku despertó adolorido, sentía un ardor en el hueco de su cuello.

No recordaba que había pasado, pero tenía que levantarse para ir a la universidad, llegaría tarde y perdería clases, con ello notas, no quería deber notas y tener que pagar otro ciclo. Sería algo muy costoso para el, que no se podría permitir.

Trato de levantarse, pero no pudo, se dio cuenta del lugar donde estaba, era una camilla, el olor a desinfectante y medicamentos le aturdía.

Poco a poco le llegaban recuerdos de la noche, sus mejillas se pusieron rojas, sentía vergüenza, pena y miedo, no había sido fuerte, no había podido contra su propio instinto. Se sentía débil.

Llevo su manos hacia el lugar donde provenía el dolor, llevándose la sorpresa de que había una marca ahí.

Su corazón latió con fuerza, sentía miedo, vergüenza a una mayor cantidad, lo habían marcado, y no había podio detenerlo. Quiso irse así que se quitó los sueros, y salió con la bata puesta. Quería ir a casa, esconderse ahí por un buen tiempo.

—¡Muchacho!

Una enfermera venía detrás de él, le tomo del brazo y este la apartó.

—No puedes irte . —le dijo, pero la angustia crecía dentro de el.

Así que la dejó atrás, mientras otras enfermeras lo seguían por detrás, corrió con todas las energías que le quedaban, no quería quedarse ahí un minuto más.

Bajo por las escaleras a toda prisa, tropezando con sus propios pies y sintiendo el dolor por andar descalzo, sus pies estaban helados. Tenía miedo.

Así que huyó, lejos de ahí.

Corrió con los pies lastimados por la acera fría de las calles. En busca de su refugio.

Monotonía [Katsudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora