Capitulo 6

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 Jungkook no solía prestar mucha atención a las clases. A decir verdad, no sólo no les prestaba atención sino que incluso podía llegar a costarle aprobar los exámenes pero, obviamente, Jungkook tenía sus razones. Simplemente se distraía mucho (Incluso más, luego del descubrimiento de Kim y él) y su cabeza se disparaba lejos, imaginando, creando cosas allí dentro y cuando volvía, ¡Qué vergüenza! A veces no sabía en qué momento había hecho tantas cosas.

—Jeon, tu compañero— La voz de la profesora lo ató a tierra y se halló mirando un pizarrón que no entendía, con la mujer mirándolo con el ceño fruncido y la mitad de sus compañeros cuchicheando a sus espaldas.

Él suspiró, encogiéndose en su asiento.

—¿Quién es?— Inquirió, pues sabía que ella seguramente le había designado a alguno y que, además, la mujer querría arrancarle la cabeza por no haber oído nada en la clase entera. No era la profesora más paciente, eso seguro.

—Debido a tu falta de interés, el compañero que te asigné ya consiguió otro— Lo reprendió, sin vergüenza ni recato, frente a todos. Su mirada viajó por todo el aula, buscando alguien a quien condenar y atar a Jungkook y, joder, nada de eso estaba siendo agradable para Jeon— ¡Kim! Veo que usar los libros de almohada aún sigue siendo tu pasatiempo. ¿Por qué no aprenden a usarlos como corresponde?— Dicho y hecho, la mujer se volvió hacia el pizarrón para seguir escribiendo.

A Jungkook se le heló la sangre, o algo así, y miró de reojo a Taehyung quien parecía muy poco interesado en siquiera devolverle la mirada. Estaba bien, por el momento, quizás lo hablarían al terminar la clase. Ese fue su deseo, allí depositó sus esperanzas.

Con la banda de cada lado y un Yoongi que parecía disfrutar con excesivo sadismo el poder que tenía sobre los demás, Jungkook podía entender por qué Taehyung había vuelto a actuar como si no existiera en el colegio. Así que esperó, haciendo uso de su reserva de esperanza, a que terminara la clase.

Tenían una excusa para pasar tiempo juntos y que no fuera a escondidas.

Pero en cuanto el timbre sonó y los alumnos empezaron a salir del aula con las mochilas al hombro, Jungkook pudo ver muy bien cómo Taehyung no se iba a acercar a hablarle.

Si Taehyung lo estaba intentando, entonces él también podía hacer el esfuerzo. Él podía ser valiente por los dos, ¿No?

Con su bolso sin cerrar y algunos libros por caer, se apresuró y se acercó a Taehyung, llamando no sólo su atención sino la del grupo de amigos.

De repente era un conejo rodeado de gatos hambrientos.

—¿Haremos el trabajo, no?— Inquirió, y su mano tembló cuando quiso tomar el brazo de Taehyung. No, no era tan valiente como para hacer eso.

Vio la mueca de pura incomodidad que se formó en el rostro de Kim y retrocedió un paso, observándolo con los ojos bien abiertos. ¿Por qué no hablaba?
Jungkook se sintió solo y expuesto, rodeado de aquellos que sabían muy bien donde golpearlo para que doliera. Casi como si Taehyung no estuviera ahí. Casi como si no existiera para él.

—¿Qué le pasa? ¿Eres imbécil?— Murmuró Yoongi, consiguiendo que los demás se carcajearan y empujaran a Jungkook, tirando sus libros al suelo. Podía agacharse y levantarlos, con el inminente riesgo de ser pateado y dejado allí, tirado. O podía quedarse tieso, como ya lo estaba haciendo, observando a Taehyung en silencio.

Su compañero del alma no lo miraba. Al contrario, evitaba su rostro a toda costa.

El mismo que esa mañana lo había despertado con el desayuno listo y anécdotas para hacerlo reír. El mismo que había entrelazado sus dedos meñiques en el camino al colegio, caminando lentamente para hacer el viaje lo más largo posible. Era el mismo que, en ese preciso momento, decidió darle la espalda y abandonarlo en el salón.

Había sido estúpido por parte de Jungkook creer que algo cambiaría. ¿Por qué lo haría? Que su corazón brillara no significaba que fuese a ser querido. Así no eran las cosas. A Taehyung no le importaba.

Luz Del Alma (Vkook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora