Capítulo 1

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2 meses después.

El amor nos vuelve ciegos.

Esta es originalmente la frase que inventó Platón, aunque actualmente se conoce como el amor nos vuelve tontos. En el caso de mi padre, las dos son válidas.

Mi padre se quedó muy afectado tras la muerte de mi madre - sí, finalmente mi madre murió en el accidente, a mí solo me quedó una pequeña cicatriz en la frente.-, y empezó a ahogar sus penas en alcohol.
Todos los días, a todas horas.

Y yo creí que no llegaría a más, pero me equivoqué.

Empezó a irle mal en el trabajo, ya que nadie contrata a un abogado alcohólico. Y hace dos noches, cuando volví del instituto, mi padre no estaba en casa. Volvió en mitad de la madrugada, y nos contó dónde había estado.

Había ido a jugar al póquer, y apostó su coche, la casa y la mayoría de nuestro dinero ahorrado. Y adivinen qué.

Pues obviamente, perdió.

¿Y dónde estamos ahora, mi hermano, mi padre y yo?

En un autobús, dirigiéndonos a uno de los peores barrios de la ciudad, donde con el dinero que aún manteníamos pudimos comprar una pequeña casa.

Y hay más.

Bryon cortó conmigo, cosa que apenas me importaba, pero quería ser yo la que lo dejara. Brittany y Kathering - no pienso llamarla Kathy, nunca más. - se burlaron de mí, de mi madre muerta, de mi padre alcohólico y de mi reciente pobreza. Decidí llamar a April, pero resulta que el número que me dio era falso.

Ahora estaba sola, sin nadie. Solo con Nathan, pero apenas me hablaba.

Mi madre solía decirme que tras la tormenta siempre sale el Sol. Pero creo que en ciertas ocasiones el Sol queda opacado por la Luna y te diriges a ciegas por un mundo desconocido.

- Ashley, pásame esa bolsa - señaló mi hermano rígido casi sin mirarme, aunque sin poder cubrir su tristeza en sus ojos.

Como chica obediente atajé su orden esperando un simple "gracias". Pero como era de esperar cogió sus cascos aislándose del mundo que le rodeaba y de los problemas que habían en él.

Suspiré ya viendo aquel barrio bulgar, que sería mi próximo hogar dentro de nada.

Sus casas eran antiguas, ya que en algunas de estas se podía apreciar a la perfección algunas rajas y grietas en su parte externa. Eran de color blanco puro y con buhardilla en arco.

El autobús paró en seco y cada uno de los pasajeros comenzó a tomar su equipaje, incluidos nosotros.

Cuando llegamos a nuestra nueva casa, tras darle una rápida mirada me encerré en mi habitación.
Digamos que no había mucho que ver. Un acogedor salón, cuarto de baño, cocina y tres reducidos dormitorios.

Me tiré abriendo mis brazos en el colchón sintiendo como mis músculos se relajaban. Pasé unos minutos así, con los ojos cerrados, hasta que escuché un golpe en mi puerta, haciéndome sobresaltar.

- ¿Sí?

Mi hermano carraspeó con la garganta y entró - Ashley. Yo solo venía a decirte que papá te está llamando...

I'm Torn.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora