El día de después
Abro los ojos de manera lenta y entrecortada, el dolor de cabeza me está matando. Trato de levantarme de la cama, pero el mareo me puede y me siento, sigo con la ropa de anoche. Hago un segundo intento y esta vez soy capaz de mantenerme de pie, sujeta a la mesita de noche, pero de pie. Con cuidado y agarrándome en todo lo que encuentro entro al baño, al mirar el espejo me doy un pequeño susto.
—Parezco la niña del aro— Mi voz seca salió como pudo de mi garganta. Me saco el vestido y procedo a llenar la bañera de agua caliente con espumita, no soporto el dolor de pies, eso me pasa por bailar tanto. Cuando mi cuerpo es cubierto por el agua, siento como cada músculo se relajarse, casi me quedo dormida si no fuera por unos toques en la puerta.
—Señorita Elizabeth, le he dejado ropa limpia sobre su cama— La voz de María suena al otro lado de la puerta.
—Gracias María— Es un encanto de mujer, siempre atenta al resto. Salgo de la bañera y enrollo una toalla alrededor de mi cuerpo, salgo del baño y veo la ropa encima de mi cama. Después de cambiarme, bajo a la cocina en donde se encuentran María y Nicolás, me siento en una de las sillas y dejo caer mi cabeza hacia adelante apoyándola en la mesa.
No vuelvo a beber tanto.
—Creo que esto le ayudará— Dice Nico dejando un vaso de agua y una aspirina en la mesa.
—Gracias, lo necesitaba— Le regalo una pequeña sonrisa. Amon entra en la cocina dando un portazo, tiene una sonrisa en la cara y unos papeles en la mano, es la primera vez que le veo sonreír, tiene una sonrisa bastante bonita.
—Lo han aceptado— ¿Aceptar el qué? Estoy bastante perdida ahora mismo. María y Nicolás lo felicitan y yo... pues me encuentro ahí sentada en la silla mirando todo y esperando a que alguno de ellos me explique de qué se trata todo esto. —Hay que preparar la sala de juegos para mañana.
—¿Para mañana? ¿Qué hay mañana señor?
—Mañana, mañana daré una pequeña fiesta celebrando este gran logro para la sucursal— Dice en un tono feliz, se me hace raro verlo tan animado. Gira sobre sus talones y sale de la cocina.
—Alguno de ustedes me puede explicar que ha sido eso— Hablo ya de una vez, aquel extraño comportamiento de Amon me había quedado anonadada.
Nicolás me explica con delicadeza y amabilidad por qué Amon está de tan buen humor. Bueno, se debe a que con una de las personas que trabaja acepto el contrato para abrir otra sucursal de banco fuera del país y cuáles son las consecuencias de todo eso, pues que él se hará más rico. No tiene nada que ver conmigo, eso está claro, pero no sé... algo me hace querer involucrarme.
En la tarde todo fue más tranquilo y relajado, la resaca se había esfumado, así que toda mi energía volvió a surgir en mi cuerpo. Ahora estoy ayudando a María y Nicolás a preparar la sala de juegos y la bodega. Yo arreglo la mesa de billar, María limpia la barra del minibar y Nicolás está con una de las mesas de poker.
Que aburrimiento.
—Oye Nicolás.
—¿Si? ¿Ocurre algo señorita Elizabeth?
—Nada importante, solo me preguntaba si sabias jugar billar o poker.
—No soy muy bueno en eso.

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Amor de un rico
RomanceElizabeth una chica de 20 años que esta terminando la universidad, es obligada a vivir en casa de uno de los amigos de su padre hasta que termine sus estudios. Lo que ella no sabe es que a lo largo de su estancia ocurrirán sucesos no muy agradables