Capítulo 1

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-Sé que ahora mismo soy la última persona que te gustaría ver, pero es que necesitaba volver a verte. Hablar contigo, hablar las cosas...

Ella lo observa en silencio, y, aún sin pronunciar una palabra, le hace un gesto con la cabeza dándole a entender que lo escucha.

-Los años que hemos pasado juntos han sido los mejores de mi vida, me has hecho sentir como nunca nadie lo había hecho antes. Me siento increíblemente cómodo a tu lado, estar contigo se siente igual que... ¿Cómo decirlo?... ¿Sabes esa sensación que tienes cuando entra un rayito de luz por la ventana un día en el que hace frío? Así me haces sentir tú, eres mi rayo de luz... Aportas claridad y calidez a mi vida, una que nunca había sentido hasta que te conocí. Y sé que últimamente me he estado comportando como un cabrón, pero tenía la cabeza hecha un lío, y mis amigos lo empeoraron comiéndome la cabeza... Pero yo te conozco más que nadie y sé bien cómo eres. Por eso estoy aquí, para decirte lo idiota que soy, para pedirte perdón y decirte de una vez por todas lo locamente enamorado que estoy de ti...

-¡Oh, Brad! No sabes cuánto llevo esperando este momento.- Dice ella mientras se lanza a sus brazos, hecha un mar de lágrimas.

-¡Hijo de puta!- Exclamo mientras le doy al botón de pause y me giro para mirar a Ruth, mi mejor amiga.

Ella pega un brinco y me mira entre confundida y asustada.

-¿Qué pasa?- Dice mirándome fijamente, y yo me empiezo a reír.

Ruth sigue sin entender nada, y yo sigo riéndome, y sigo, y sigo... Hasta que no puedo más y empiezo a sollozar.

-Hey, hey, ¿qué ocurre? ¿qué ha pasado?

No puedo articular ninguna palabra, el aire sale de mis pulmones cada vez con más fuerza y me empieza a costar respirar.

Mientras, recuerdo...

Dos semanas antes

Veo a Edu desde lo lejos, caminando dirección a mi casa, y creo que por mi cara sabe que no es bienvenido. Pero antes de decir yo nada, él empieza a hablar.

-Sé que ahora mismo soy la última persona que te gustaría ver, pero necesitaba volver a verte. Hablar contigo, hablar las cosas...

-Por favor, Eduardo, no hagas las cosas más difíciles de lo que ya son.

-Sofía por favor déjame hablar - Alza la voz y eso hace que me asuste, pero rápidamente cambia el tono de su voy, suavizándolo, y sigue hablando-. Los años que hemos pasado juntos han sido los mejores de mi vida, me has hecho sentir como nunca nadie lo había hecho antes. Me siento increíblemente cómodo a tu lado, estar contigo se siente igual que... ¿Cómo decirlo?... ¿Sabes esa sensación que tienes cuando entra un rayito de luz por la ventana un día en el que hace frío? Así me haces sentir tú, eres mi rayo de luz... Aportas claridad y calidez a mi vida, una que nunca había sentido hasta que te conocí. Y sé que últimamente me he estado comportando como un cabrón, pero tenía la cabeza hecha un lío, y mis amigos lo empeoraron comiéndome la cabeza... Pero yo te conozco más que nadie y sé bien cómo eres. Por eso estoy aquí, para decirte lo idiota que soy y para pedirte perdón.

Lo miré durante un instante más, me crucé de brazos y con un nudo en la garganta me di la vuelta y me metí en mi casa, ignorándolo.

Lo último que recuerdo son gritos y amenazas.

-Es decir, él no pensó en decirme todo eso, simplemente... lo sacó de una película... - Termino de explicarle a Ruth lo que pasó con mi ahora exnovio, mientras me voy secando las lágrimas.

-Encima una película de mierda - Bromea-. No podría haber elegido frase más cliché.

Yo me río un poco. Razón no le falta.

He terminado de llorar, pero también he dejado de reírme. Me quedo mirando fijamente un punto de la habitación, sin ver realmente nada, y me pierdo en mis propios pensamientos.

-No es sólo el hecho de que vino a disculparse con la escena de una película... - Empiezo a hablar-. Hay una cosa que no dijo, pero en la película sí dicen: "decirte de una vez por todas lo locamente enamorado que estoy de ti...", y estoy segura de que no fue porque hubiera olvidado esa parte. Creo que en cinco años de relación nunca me dijo que estaba enamorado de mí.

Suspiro y sonrío, pero no es una sonrisa sincera y yo lo sé, y Ruth lo sabe.

Se queda un rato más consolándome, y se va a trabajar.

No es muy buena dando consejos amorosos, pero sí que es la mejor consolando e insultando a mis exnovios. Y se lo agradezco, si no fuera por ella abriéndome los ojos cada vez que salía con un tío de mierda, no sé qué sería de mí ahora.

A veces siento que me conoce mejor que yo misma, aunque sinceramente no creo que eso sea muy difícil, llevo mucho tiempo sin saber exactamente quién soy.


Miro el reloj, las siete menos cuarto de la tarde, y me levanto del suelo de un salto.

Manos a la obra. Me digo a mí misma y empiezo a recoger los cojines y mantas del suelo, que antes usamos Ruth y yo para ver películas. Una pena que trabaje de turno de noche, me habría gustado que se quedara en casa a pasar la noche conmigo. No me gusta estar sola cuando estoy triste. Me gustaría tener alguna distracción.

¡¡¡Tín tín!!!

Una notificación. Miro el móvil. Es Ruth.

Ruth: Hola guapísima, de camino al trabajo, pero he pensado en toda tu situación y creo que esto te vendría bien. Te mando un contacto

Ruth: Contacto. Psicóloga

No le contesto y dejo el móvil en la mesa, boca abajo. Llevo mucho tiempo planteándome la idea de ir al psicólogo pero nunca me había atrevido...

Supongo que este era el empujón que me hacía falta.

Reúno fuerzas y cojo el móvil. Me quedo unos segundos mirando la pantalla, sin saber bien qué hacer. Respiro profundamente y comiendo a escribir.

De: Yo

Para: Psicóloga

Termino y leo mi mensaje, poco convencida, pero me obligo a enviarlo, y menos de media hora después.

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Mi Primera Primavera [En Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora