Rompecabezas

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Era entrada la noche cuando decidió ir a la gasolinera para tratar de no darle vueltas a la conversación con Scott. Sabía que el no había atacado a aquel conductor de bus, lo que no sabía es porque el alfa había decidido atacarle hasta dejarle al borde de la muerte. Tampoco tenía muy claro si era intencionado que siguiese con vida o no, le resultaba extraño que se tratase de un error.

Rodó los ojos cuando escuchó dos vehículos acercarse, bloqueando la salida del Camaro. Apestaban a pólvora, un olor que no se iba rápido y que se quedaba impregnado con su aroma tras los años de experiencia.

-Bonito coche, aunque el negro cuesta de limpiar.-no necesitaba oler el ajenjo que desprendía el hombre frente a él para saber de quién se trataba. Chris Argent le dedicaba una sonrisa aparentemente amable, pero podía notar su hostilidad a millas de distancia.-Si quieres algo debes cuidarlo bien.-limpió el parabrisas del Camaro causándole náuseas y apretó los puños con fuerza. Por culpa de Scott los cazadores no iban a dejarle tranquilo.-Soy muy protector con lo que quiero, es algo que viene de familia, y yo creo que tú ya no tienes. ¿Verdad?

Trató de calmarse, no debía transformarse y que lo tomasen como una excusa para dispararle. Por muchas ganas de morir que tuviese, aún no era el momento. No cuando aún debía encontrar al alfa que mató a su hermana y ayudar en todo lo posible al beta que no tenía la culpa de haber sido llevado al mundo sobrenatural por la fuerza.

-Ya está limpio, ahora puedes ver mejor. Es lo que hago para cuidar mis cosas.

-Te has olvidado el aceite.-era un comentario estúpido, lo sabía. No quería mostrarse cohibido por un cazador por muy Argent que fuese. También era una forma de demostrarse a sí mismo que, a pesar del tiempo y la culpa, ya no les tenía miedo.

-Comprobadlo.-los dos cazadores a sus espaldas se rieron y sin ningún tipo de reparo rompieron la ventana del conductor.-Conduce con cuidado.

Se sentó en el suelo de lo que fue la habitación de su hermana. Apoyó la espalda en la pared de la ventana y cerró los ojos. No entendía que ocurría, porque el alfa no había matado al conductor o el porqué los cazadores se limitaban a amenazarlo en vez de acabar con él. Nada tenía sentido y cada vez estaba más solo.

-Derek, se que estás ahí, se lo que has hecho.

El toque amargo, casi picante, le hizo salir de su trance y rodar los ojos. Cada vez tenía más claro que Scott era un adolescente idiota con problemas para entender las cosas básicas. Hacía poco había ido en su búsqueda pidiendo perdón, de forma bastante mediocre, y suplicando ayuda. Ahora se presentaba de madrugada en su casa, o lo que quedaba de ella, sin ningún tipo de respeto y además lleno de ira.

-No he hecho nada.

-Lo has matado.-el olor picante aumentó conforme iba subiendo las escaleras.-Igual que a tu hermana.

-Ella desapareció y viene a buscarla.

-La encontraste.

No podía creer lo estúpido que era el adolescente, se negaba a ver la realidad y/o aceptar cualquier tipo de ayuda. Esperaba que todo él mundo hiciese lo que él quería y si no lo conseguía, se inventaba una realidad que le gustase sin tener en cuenta si hacía daño o no a otras personas.

-Descuartizada y como cebo para cazarme.

-Creo que los mataste. Se lo diré a todos, empezando por el sheriff.

Le estaba acusando falsamente y de forma muy injusta y a pesar de ello, tenía las de perder. No importaba la edad o que tan triste fuese su pasado, sabía que si Scott, el mejor amigo de Stiles, hablaba mal de él al Sheriff, este le creería a pesar de las dudas que pudiese tener.

No pudiendo controlarse más, se abalanzó sobre Scott tirándole por las escaleras y comenzando una pelea física entre ellos llena de gruñidos y arañazos. Scott logró lanzar a Derek lejos, rompiendo una pared en el proceso.

-Adorable.-se sacudió el polvo y los restos de madera antes de transformarse en su estado beta. Iba a hacer entender a Scott, por las malas, lo equivocado que estaba.-Yo no lo mate, ninguno de nosotros lo hizo.

-¡Mientes! Todo esto es tu culpa. Tú me mordiste, tú me has hecho esto.

-Yo no fui quién te mordió.-la confusión inundó los ojos contrarios y deseo que aquello fuese suficiente para hacerle entender la gravedad de lo que ocurría.-Es un alfa, el más peligroso de nuestra especie. Mi hermana vino a buscarlo, y yo tengo que encontrarlo, pero sin ti no puedo hacer nada. Eres su Manada, es a ti a quién quiere.

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