Todo menos tu

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Tras pasarse casi toda la noche recorriendo la preserva, logró captar un olor que parecía provenir del alfa que estaban buscando. No se parecía a nada que hubiese olido antes, era demasiado intenso y tan solo era capaz de captar las señales químicas que le indicaban que era un hombre lobo. En este caso había más lobo que hombre, por lo que no podía saber mucho más al respecto, solo le quedaba seguirlo a pesar de que pudiese ser detectado y con el riesgo de que aquello derivase en una pelea en la que tenía claramente la desventaja.

Para su sorpresa, dejó los arboles atrás y se adentro en la zona exterior de la ciudad donde se encontraban las fábricas, muchas de ellas ya abandonadas. Seguía de cerca un coche todo terreno conducido por una persona ya que sólo detectaba un latido. Tenía curiosidad, porque a pesar de haber tantas personas, el alfa perseguía aquella con tanta ímpetud cuando a Scott lo mordió de forma tan aleatoria.

Lo vió subirse encima del vehículo obligando a quién conducía a frenar. Cuando rompió la ventana del conductor, decidió salir de su escondite y ayudar hasta que escuchó un disparo que hizo al alfa huir. De la puerta del copiloto, salió una mujer joven armada.

-¡Vamos! ¡Ven si te atreves!

Su mundo se detuvo y las ganas de vomitar y arrancarse la piel se apoderaron de él. A poca distancia se encontraba su peor pesadilla; Kate Argent. Seguía siendo tan hermosa como la primera vez que la vio, con su larga cabellera dorada como el sol y sus ojos azules que brillaban con determinación salvaje. Jamás, por mucho que lo hubiese intentado, sería capaz de olvidar su olor a madera y el leve toque a pólvora, demasiado suave para ser una cazadora. De joven le pasó desapercibido ya que le embriagó el dulzor que desprendía siempre, el olor a flores que creía que le hacía tan única. Tiempo después, descubrió que aquel olor estaba compuesto por dos plantas diferentes pero igual de peligrosas; el acónito y la belladona.

Logró ignorarla y adentrarse en la fábrica abandonada donde pudo encontrar restos de sangre. Tan letal como siempre, Kate había sido capaz de alcanzar al alfa. Ahora estaba herido y quizás aquello podría darle algo de ventaja. Se movió por los tejados aprovechando que el alfa tan solo trataba de alejarse y no le prestaba atención, pero demasiado centrado en eso cometió el error de no prestar atención a la cazadora. Cuando iba a saltar sintió un fuerte dolor en su antebrazo izquierdo que le hizo caer. Había sido alcanzado por una bala.

-¿No me vas a saludar?-pudo escuchar a Kate y Chris discutiendo a lo lejos, dándole tiempo a procesar que acababa de ocurrir.

Levantó la manga de su camiseta logrando ver donde había impactado la bala. La herida estaba rodeada de sangre negra y de esta salía una especie de humo azul. Su cuerpo estaba tratando de curarse sin éxito y lo más probable es que no pudiese hacer nada. Había sido alcanzado por aconito y no cualquier clase, debía huir y buscar una forma de contrarestar el veneno si no quería morir.



Entró en el colegio sabiendo que si era encontrado por un adulto, podría acabar en problemas. Su única solución era encontrar a Scott aunque no supiese si iba a ayudarle realmente o no. Se encontró con un adolescente que parecía tener la misma edad que Scott y que reconocía de haberle visto en el campo de Lacrosse.

-¿Sabes donde está Scott?

-¿Por qué iba a decírtelo?

-Por que te lo he preguntado bien.-si no se encontrase en tan mal estado, hubiese rodado los ojos. Miró fijamente a Jackson esperando verse tan amenazante como creía que se veía.-Y solo lo hago una vez.

-Dime que le vendes y quizás te diga donde está.-Jackson se acercó y lo analizó de arriba abajo. Con sus instintos a flor de piel debido al aconito en su sistema fue capaz de oler la atracción en el contrario junto con miedo.-Y sea lo que sea que tomes, yo lo dejaría. Te ves horrible.

No tenía tiempo para discutir con él y mucho menos para ser la fantasía sexual de un adolescente aún en el armario. Se alejó de él decidido a buscar a Scott por si mismo. Si sus sentidos estaban descontrolados quizás le ayudarían a encontrar al beta. Jackson le cogió del hombro obligando a girarse y sin poder evitarlo lo golpeó contra los casilleros. Con temblor sacó su mano del cuello viendo que había sacado sus garras y le había hecho sangre. Debía conseguir ayuda lo antes posible, no podía arriesgarse a transformarse delante de nadie.

-Así que estudiar ¿eh?

A lo lejos escuchó la conversación entre Allison y su amiga. Si Scott iba a casa de los Argent sería capaz de ayudarle. Se sobresaltó cuando sonó el timbre y maldijo en voz baja el dolor de cabeza que tendría a partir de ahora. Debía salir antes de quedar atrapado en el mar de adolescentes. Escuchó a alguien murmurar para si mismo y no pudo evitar dirigirse rápidamente hacia él. Si no encontraba a Scott, Stiles también podría servirle.

-¿Qué haces? Levantante.

Miró a los dos amigos con sus ojos azules mientras trataba de levantarse y no gemir de dolor.

-Me han disparado, no puedo. No tengo el control.

-A eso se refería con cuarenta y ocho horas. Quién te disparó dijo eso.

-Necesito tu ayuda. Debes buscar una bala específica. Sin ella voy a morir.

–¿Por qué debería ayudarte?

–Sin mi, estás perdido frente al alfa.

–Tío, tienen un punto.

Scott y Derek miraron a Stiles, el primero con algo de molestia e indignación, el segundo con sorpresa. No entendía porque el joven le daba la razón cuando ni debería importarle si muere o no.

–Llévatelo, veré que puedo hacer.

A regañadientes se dejó llevar hasta el asiento de copiloto del Jeep mientras trataba de ignorar lo mucho que le retumbaba en la cabeza los pitidos de los coches que habían tras de ellos esperando salir. Cerró los ojos tratando de evitar la sensación de mareo y las ganas de vomitar mientras los dos adolescentes discutían algo, probablemente que debían hacer con él.

–Te odio.

Fue lo último que Stiles dijo antes de poner en marcha el vehículo haciendo que todo le diese vueltas de nuevo y fuese capaz de saborear la bilis. Tragó con dificultad e ignoró las quejas del joven mientras se adentraban en la ciudad y deseaba que Scott fuese capaz de encontrar la forma de salvarle la vida. No quería darle a Kate la satisfacción de haber acabado con todos los Hale.

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