Hace mucho tiempo, los viejos y antiguos dioses vieron cómo lentamente los frondosos bosques que crearon se marchitaban, y sus resplandecientes lagos y ríos se volvían pequeños. Ante la inquietante visión, decidieron crear un espíritu blanco y etéreo al cual se le encomendó la misión de investigar qué sucedía. El espíritu al mundo dio la vuelta y, luego de escudriñar y escudriñar, dijo a los viejos y antiguos dioses que los seres vivos del planeta necesitaban agua para vivir. Los dioses, al ver su gran imprudencia, le otorgaron el poder al espíritu blanco para tomar el agua del infinito océano y llevarla a la tierra donde los animales y plantas habitan.
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Micro-cuentos increíblemente irrelevantes
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