Capítulo 8: En la Isla (parte 1)

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Reunidos todos en la cubierta, esperábamos a que el capitán Smollet diera órdenes.

Finalmente salió del camarote junto con los otros dos hombres dispuestos a dirigirnos y acercarnos más a la isla.

Se asomó a la tripulación desde el castillo de popa y preguntó:

  -¿Alguien ha visto ésa tierra antes?

 -¡Yo sí, señor! Yo era cocinero en un barco que fondeó aquí -saltó John. Los tres hombres le miraron con cara seria. Estaban preocupados por que fuese precisamente él quien lo decía. El capitán se recobró con rapidez.

  -¿Dónde está el embarcadero?

  -Allá, señor en ésa cala del sur. Hay un pasaje creado de modo natural por el que podremos pasar.

  -¿Se puede entrar con marea baja?

  -Por supuesto.

  -Bien, gracias. Iremos por allí.

Todos se pusieron manos a la obra rápidamente y con ánimos. Nada parecido a como se comportaban estos últimos días. Parecía que haber llegado a la isla les había alegrado. Y no es de extrañar, claro.

  Aquella mañana fue una de no parar. Había muchas cosas que hacer para llegar a la cala y además costosas, mientras el sol nos acaloraba cada vez más.

Hasta que por fin llegamos a nuestro destino. Fue duro pero mereció la pena. Echamos el ancla cuando ya no pudimos acercarnos más.

El agua era ahora cristalina e incluso se podía ver el fondo arenoso. El fondeadero estaba muy bien protegido del viento y rodeado por frondosos bosques, cuyos árboles estaban bastante cerca de la orilla.

  Cuando todos ya habían acabado de maniobrar, se sentaron en corros en cubierta a descansar, pero se notaba en el ambiente que todos estaban nerviosos y eso me inquietaba.

Todos hablaban en susurros y Silver iba de un grupo a otro tranquilizando a los demás y algún ánimo que otro. Estudie la situación sentada en el suelo. Pronto entendí lo que sucedía. Parecía que al avistar la isla la disciplina y el control se había desatado. Si dejábamos que esto siguiese pronto se amotinarán al no poder controlarse.

  -Esto no me gusta: están demasiado descontrolados.-me dice Jim a mi lado.

  -También me he dado cuenta. Temo que Silver no les pueda calmar.

  Al poco rato nos pusimos en pie ya que Smollett se disponía a hablar:

  -Amigos, el viaje ha sido muy duro pero al fin lo hemos logrado. Seguro que estaréis deseando de ir a tierra. Los que lo desean tienen permiso para hacerlo. Media hora antes de la puesta del sol, os avisaré con un cañonazo para que volváis al barco.

  Todos gritaron un hurra y rápidamente prepararon los botes. Su humor había cambiado por completo y actuaban con rapidez y eficiencia. Me imaginé que el capitán habría decidido aquello para que la tripulación se despejase un rato y tranquilizarse.

En ése momento reaccioné de nuevo y si mi misión era espiar a los piratas, mi lugar era estar con ellos.

  -Vamos.-le dije a Jim.

Corrimos junto a Silver y le preguntamos con tono inocente si podíamos ir con ellos.

  -¡Capitán!-llamó él.

  -¿Si?-respondió.

  -Los chicos quieren venir con nosotros en los botes. ¿Pueden venir?

Miré a Smollett y asentí ligeramente con la cabeza. Era posible que supiese lo que intentaba decirle.

Crónicas de Piratas: La Isla del TesoroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora