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Ulsan, 1943
La segunda Guerra mundial se encuentra en auge, los Nazis avanzan con velocidad en la conquista de los territorios contiguos a su nación.
Así mismo, las naciones del bloque le...
🎼 Canción Recomendada para este capítulo: ❝ A Sky Full of Stars - Coldplay ❞
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24 de Diciembre de 2028 Fukushima, Japón
Durante la víspera de Navidad, la casa de ChaeYoung y SeongWha estaba envuelta en una tranquilidad acogedora. Dos años habían pasado desde la partida de SeokJin, pero su ausencia aún se sentía en los pequeños detalles: en las historias que solía contar, en el sonido de su risa mezclándose con los villancicos y en la manera en que siempre insistía en colocar la estrella en la punta del árbol.
Sin embargo, la vida había seguido su curso, tejiendo nuevos momentos sobre los recuerdos. ChaeYoung y SeongWha se habían unido en sagrado matrimonio y ahora esperaban con ilusión a su primer hijo.
Afuera, la noche estaba cubierta por un manto de nieve, y el viento helado soplaba con suaves ventiscas que movían las ventanas de la casa, dejando pequeños cristales de escarcha en los vidrios. En el interior, el calor del hogar contrastaba con la fría atmósfera invernal. Las luces centelleantes del árbol de Navidad arrojaban un resplandor cálido sobre la sala, envolviendo todo en una sensación de calma y nostalgia.
En el sofá, MinHo, sentado junto a su hermana, sostenía algo entre las manos, un pequeño objeto que había encontrado entre las pertenencias de su abuelo.
─ ¿Qué es eso? ─preguntó ChaeYoung, observando con curiosidad.
─Es un pin de la fuerza aérea imperial, lo encontré entre las cosas del abuelo y creo que debes quedártelo. ─MinHo sonrió con nostalgia.
Sus dedos rozaron suavemente el pin; era una pequeña pieza de metal en forma de avión, uno que su abuelo solía llevar consigo. Era el mismo pin que había adornado su chaqueta en cada ocasión especial, como en la boda de sus hijos y las graduaciones de sus nietos.
─Gracias, hermanito ─dijo, con voz temblorosa de emoción. ─Es perfecto.
ChaeYoung, con una mirada profunda, tomó el pin en sus manos. Sentía que, de alguna manera, este objeto la conectaba aún más con él. La pérdida de su abuelo había dejado un vacío en su corazón, pero también le había enseñado a valorar la vida en su totalidad. A través del dolor, había crecido, había aprendido a sanar y, ahora, frente a este pequeño gesto, entendía que las lecciones de SeokJin vivirían en ella y en su familia.
SeongWha se sentó a su lado y pasó un brazo alrededor de su cintura, brindándole un apoyo silencioso pero inquebrantable. Cerró los ojos por un instante, aferrándose a la sensación de seguridad que él le transmitía. Su vida había cambiado tanto en esos dos años, y en ese momento, con el símbolo del amor y la enseñanza de su abuelo en sus manos, comprendió cuán lejos había llegado.
Pero entonces, una punzada inesperada la sacó de sus pensamientos. Su mano se desplazó instintivamente hacia su vientre, y una sensación de alarma la recorrió por completo. Su respiración se entrecortó, sus ojos se abrieron con sorpresa y, por primera vez en todo su embarazo, sintió verdadero miedo.
─Seong... ─pronunció entrecortadamente, buscando a su esposo. Él giró el rostro de inmediato, notando la palidez en su expresión.
─ ¿Qué sucede?
─No puede ser... ─murmuró, sintiendo otra punzada más intensa. ─Aún no es tiempo, no puede ser ahora...
─ ¿Ahora? ─preguntó MinHo, preocupado.
Los ojos de ChaeYoung se encontraron con los de SeongWha, y en su mirada aterrorizada se reflejaba la realidad innegable: su bebé estaba a punto de llegar.
─Respira conmigo ─dijo SeongWha con voz calmada, sujetando sus manos con firmeza, aunque su corazón latía con fuerza.
─No puede ser ahora... ─susurró ella con desesperación.
─No estás sola, mi amor ─murmuró él, inclinándose para apoyar su frente contra la de ella. ─Pase lo que pase, estoy contigo.
Esa cercanía, ese ancla en medio del torbellino de su mente, la ayudó a encontrar un poco de calma. Se aferró a sus manos con más fuerza y asintió lentamente.
Horas después, en la calma de la madrugada, el llanto de un recién nacido llenó la habitación. ChaeYoung, agotada pero con lágrimas de felicidad en los ojos, sostuvo a su bebé contra su pecho, sintiendo el calor de su pequeño cuerpo. SeongWha, a su lado, no apartaba la mirada de ambos, con una mezcla de amor y asombro reflejada en su rostro.
MinHo, de pie junto a la puerta, observaba la escena en silencio. Su hermana, la niña que había llorado incansablemente por la ausencia de su abuelo, ahora sonreía con una felicidad radiante, sosteniendo en sus brazos la prueba de que la vida siempre sigue adelante.
ChaeYoung bajó la mirada hacia su pequeño y, con delicadeza, colocó el pequeño pin de avión junto a él, como una promesa silenciosa de todo lo que vendría.
SeokJin no estaba ahí físicamente, pero su amor vivía en ellos, en la historia que habían construido y en la nueva generación que ahora comenzaba su propio viaje.
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