𝙤𝙣𝙚

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𝘊𝘪𝘦𝘳𝘳𝘰 𝘮𝘪𝘴 𝘰𝘫𝘰𝘴 𝘺 𝘢𝘱𝘢𝘨𝘰 𝘭𝘢𝘴
𝘷𝘦𝘭𝘢𝘴, 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘴𝘪 𝘯𝘢𝘥𝘢
𝘦𝘴𝘵𝘶𝘷𝘪𝘦𝘳𝘢 𝘱𝘢𝘴𝘢𝘯𝘥𝘰
𝘘𝘶𝘪𝘦𝘳𝘰 𝘦𝘴𝘵𝘢𝘳 𝘤𝘰𝘯𝘵𝘪𝘨𝘰 𝘵𝘰𝘥𝘰𝘴
𝘭𝘰𝘴 𝘥𝘪𝘢𝘴
𝘗𝘦𝘯𝘴𝘢𝘳 𝘦𝘯 𝘦𝘭𝘭𝘰 𝘮𝘦 𝘥𝘦𝘳𝘳𝘪𝘵𝘦 𝘦𝘭
𝘤𝘰𝘳𝘢𝘻𝘰𝘯. ❞


٭


Donghyuck trataba de aligerar su paso, la ciudad estaba infestada de personas y él trataba de pasar entre medio de todos. Era su cumpleaños y como siempre, sus familiares, amigos y especialmente, su novio, Mark, le habían preparado un almuerzo en su propia casa, se suponía que sería una sorpresa, pero los descubrió unos días atrás, el de la idea fue Mark.

Toda la mañana estuvo ocupado, al salir del trabajo, salió deprisa hacia el supermercado, debía conseguir, sí o sí, el alimento de su cachorra, Daegal, luego retirar unos libros que Mark había dejado reservado para él en una librería.

A pesar de estar con las manos ocupadas y a las corridas, nada le impidió tomar un poco de café, compró uno para ir tomando en el camino. Desde temprano, en su trabajo, había experimentado un minúsculo malestar en el cuerpo y mareo, pero no le había tomado importancia, hasta ahora, que los síntomas habían regresado, con más potencia.

Su teléfono comenzó a sonar en el bolsillo de su pantalón, alarmándolo por un instante, trató de maniobrar con todas las cosas que cargaba, dándole prioridad a su Ice Americano. Su mano llegó hasta el aparato, notando que la llamada era de su pareja.

¿Cariño? —sonó la voz del mayor a través del aparato, sacándole una sonrisa al moreno—. ¿Dónde estás?

—Hola, cielo. Estoy a unas calles —respondió, mirando hacia ambos lados, antes de cruzar la calle—. Me tardé un poco en la librería, no sabía qué libro escoger.

No te preocupes, Hyuck. Lo importante es que ya estás viniendo...

El moreno dejó de escuchar con claridad la voz de su pareja, mientras un dolor punzante se instalaba en su cabeza, provocando que todo a su alrededor de vueltas, como pudo, logró apoyarse en la vidriera de una tienda de ropa.

—Mark, n-no me siento bien...

Luego de esa corta frase, el canadiense solo escuchó el ruido de un golpe, acompañado del ruido de la ciudad, más no la voz de su novio.

¿Donghyuck?, ¿sigues ahí? —preguntó exaltado—. ¡¿Donghyuck?!

Donghyuck terminó por desmayarse, siendo llevado de urgencia al hospital más cercano, donde su familia y Mark también fueron

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Donghyuck terminó por desmayarse, siendo llevado de urgencia al hospital más cercano, donde su familia y Mark también fueron.

Luego de algunos exámenes ordenados por el médico general de hospital, este quiso hablar en privado con Donghyuck, quien en ese momento se encontraba en compañía de Mark.

—Dime, Donghyuck, ¿desde hace algún tiempo que venías teniendo estos síntomas? —consultó el médico, mientras revisaba sus estudios.

El moreno le dio una mirada confusa a su pareja y luego una al hombre frente a ellos.

—Tal vez, pero nunca llegué a sentirme así, mucho menos a desmayarme —aclaró el moreno con algo de intranquilidad.

La pareja notó la pequeña mueca que resaltó en el rostro del profesional, extrañándolos todavía más.

—¿Pasa algo, doctor? —preguntó Mark.

—Hay malas noticias, los resultados no salieron muy bien.

—¿Qué salió mal?, ¿tengo algo malo?

—Tienes leucemia, Donghyuck.

—No podré con esto —sollozó el menor, desplomándose sobre el sillón

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—No podré con esto —sollozó el menor, desplomándose sobre el sillón.

Desde el otro extremo de la sala se encontraba Mark, parado sobre un lugar fijo, sin saber que más decir, desde hacía unas semanas, las discusiones de ese tipo habían incrementado bastante, aunque realmente no eran discusiones, sino Mark tratando de tranquilizar a su pareja, intentando ser positivo ante tanto desconsuelo, entendía que para el menor no era fácil, para nadie lo sería, pero debía ser fuerte por él.

—No digas eso, amor —mordió su labio, temiendo como pudiera reaccionar el moreno.

—¡Tú no serás el que se va a morir!

De los ojos de ambos caían las desamparadas lágrimas saladas. Donghyuck simplemente cubría su rostro para continuar sufriendo en soledad, pero por su lado, Mark tampoco la estaba pasando bien.

—Solo... —rompió en llantos el mayor—. Solo q-quiero ayudarte, pero no sé qué h-hacer, cuando ni siquiera tú quieres ayudarte.

Donghyuck levantó su rostro, arrepintiéndose en ese mismísimo instante, vio a Mark llorando en silencio, a una orilla de la sala, abrazándose así mismo. Donghyuck también se sentía solo, a pesar de que tenía el apoyo absoluto de todos sus seres queridos. No estaba preparado para algo de tal magnitud, nunca nadie sería capaz de estarlo.

El menor se levantó del sillón, y a paso lento, caminó hasta el rubio, quien continuaba sufriendo en soledad. Al estar frente a él, tomó sus brazos e hizo que lo abrazara, Mark se aferró con fuerza a la anatomía de su novio, ahora sí, soltando toda la tristeza que tenía acumulada dentro.

—Te amo, Donghyuck —sentenció.

—Yo lo hago más, cariño —enterró su rostro en el cuello del mayor, dejándose consolar por su tacto y su dulce aroma.

—Estaré a tu lado, sin importar lo que decidas hacer —tomó el rostro ajeno y secó las rebeldes lágrimas—. Si no puedes mantenerte de pie, yo te sostendré, Donghyuck.

El menor asintió, dejando escapar nuevamente sus lágrimas, las cuales parecían ser eternas.

—Quiero seguir adelante, pero solo si vas a mi lado —sollozó el moreno.

—Me tienes aquí y para siempre.

𝘊𝘦𝘭𝘦𝘣𝘳𝘢𝘵𝘦 ─ 𝙈𝘼𝙍𝙆𝙃𝙔𝙐𝘾𝙆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora