La matemática es linda, ¿no?, los que la entienden dirán que sí, ya que todo es lindo cuando puedes encontrarle la solución; pero, ¿y si no se la encuentras? Se vuelve una necesidad, una necesidad constante de darle vueltas y vueltas hasta que cierta parte de tu cabeza haga clic, y lo comprenda, o simplemente se sature y renuncie. No hay muchas opciones, es una ciencia exacta, tiene, o no solución.
Yo creo que todos los problemas matemáticos que vamos sumando a la larga, no siempre tienen la solución, me gustaría revivir al Johann Carl Friedrich y poder rogarle que me de todas las soluciones, pero sé que ni él las sabría. Ya que en algunas no las hay, y solo es necesario un pequeño abrazo y muestra que no siempre tienes que dar todo hasta explotar, no llegar a ese límite tan peligroso.
Ese momento en el que te analizas si es necesario seguir de esa manera, si vas a poder contra tantas ecuaciones. Si todo lo que tienes adelante son raíces negativas y nada se da. Todo parece estar en contra de si, que no existe una solución.
Hasta que llega una luz que te ilumina, y te das cuenta que no todo son raíces negativas y números con coma, que hay espacios donde las ecuaciones son correctas y se resuelven o que podes darte cuenta cuales no la tienen y se descartan, pero hasta que llega ese momento, tu cabeza habrá pasado por muchos estados de saturación, nerviosismo, ansiedad y para que decir los demás. Es un momento de satisfacción de relajamiento completo, en donde todo vuelve a cobrar cierto sentido.
Si, suele pasar en la matemática, pero no solo hablo de ella.
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Descargos De Emociones
ContoDía a día, expresando cada sentimiento y pensamientos que vayan surgiendo.