Capítulo 34. Sentimos todo, ¿No es así?

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"En ese mismo instante. En otro lugar de la ciudad."

Valeria se coloca la camiseta que lleva una hora intentando elegir y se mira en el espejo dando una vuelta sobre si misma.
Se ata el pelo en una cola de caballo y se echa un poco de brillo de labios que tenia encima de la mesa, ya que no es mucho de maquillarse.
Sale de su habitación despidiéndose de su perro y se dirije a la cocina.
Su madre está luchando con unos trozos de crepes, o eso parece que es. La verdad que se ven demasiado oscuros para lo que deberían de ser.
Se acerca, le da un beso de despedida, y ríe al ver como continúa en batalla con la comida.
Sale de casa y se sienta en la escalera a esperar a Sergio.
Apoya la cabeza en la pared y sonríe.
Hace días que no piensa en Dani, o no exactamente de la forma en la que pensaba antes. El mayor de los trillizos ha ocupado su cabeza durante todas la vacaciones de navidad.
Sergio cruza la esquina y la ve sentada. El azul de su camiseta contrasta con la chaqueta negra, y en cambio combina genial con sus ojos azules.
Se acerca y ella se levanta para saludarle con dos besos.
Laia le viene a la mente, pero decide sacarla de ella sacudiendo la cabeza. Valeria está, y ella no.

Tras unos diez minutos de discusión por donde ir, ambos deciden ir a comer un helado en el Mc Donald's, ya que pocas heladerías están abiertas en pleno invierno.

El trayecto dura unos veinte minutos.
Veinte minutos de pocas palabras, muchas miradas y excesivas sonrisas.
A Sergio le parece realmente increíble tenerla junto a él en este momento, después de tantos años imaginándoselo en secreto.
Como le dijo a Laia, enamorse es una palabra muy fuerte, y cree que todavía no puede decir que lo esté de Valeria, pero nunca se sabe.
Como nunca se sabe si lo estará de Laia.

-Odio las Oreo -Sentencia el chico mirando como se come una de las que ha pedido en su helado.
-Estás loco-Rie ella, moviendo la cuchara de plástico dentro de su postre.
-Saben raro-Pone cierta cara de asco y luego sonríe-Y luego se te quedan en las muelas y molesta.
-Si tu lo dices...-Susurra ella mirando su helado y luego mira el de Sergio-Tu has pedido caramelo y yo odio el caramelo.

Este abre mucho los ojos y frunce el ceño.
-¿Cómo puedes odiar el caramelo?-Pregunta, metiéndose una cucharada en la boca.
-¿Cómo puedes odiar las Oreo?
-No se puede contestar a una pregunta-Comienza con la boca llena-Con otra pregunta.
Valeria ríe.
-Tampoco se puede hablar con la boca llena.
-Mira como puedo-Dice, señalándose la boca. La chica no puede evitar sonreír y le da un puñetazo en el hombro derecho-Bueno-Dice, después de tragar la parte que le quedaba en la boca-Dejemoslo en que los polos opuestos se atraen ¿No?
Valeria se encoje de hombros sonriente.
-Me atraías sin saber que eramos opuestos-Sonrie un poco y él la imita.
-¿Y Dani?
La chica de ojos azules vuelve a encojerse de hombros.
-Empieza a ser pasado, creo. Ósea, no sé, está con Marta, y joder, están hechos el uno para el otro-Sergio la mira y asiente-Hay veces que creo que Dani no vale la pena-Sonrie al ver la cara de confusión de su acompañante-Por la fama y eso. Cuando se le sube es insoportable.
-Mi hermana lo soporta.
-Y él a ella-Sentencia-Pero conmigo ha hablado poco-Hace días que decidió olvidar que quedaron en su casa y que le dijo que le gustaban sus ojos bla, bla, bla-Y no tengo porque soportarlo.
-¿A mi me soportarías?-Pregunta, sabiendo al noventa por ciento que va a asentir.
-Si tu me soportas a mi-Mira su helado y luego lo mira a él-Y a las Oreo...
Sergio ríe y asiente.
Por ella soportaría más de lo que se imagina.
Pero claro, por Laia también.

"En ese mismo instante. En otro lugar de la ciudad."

Jesús se apoya en la pared y observa como Raquel continúa ordenando una de las dos mesas de estudio de la habitación.
-¿De qué quieres hablar?-Cuestiona, guardando dos libros en la mochila.
-De nosotros.
La chica se gira y le mira con el ceño fruncido.
-¿Qué pasa con nosotros?
Jesús suspira y ella vuelve a dirigir la vista a la mesa.
-¿Cómo que qué pasa?-Se pasa la mano por el pelo nervioso-Todavia llevas el collar...
-¿Y?-Le interrumpe.
-Deja de hacerte la dura conmigo.
-No me hago nada-Sentendia seria, metiendo varios lápices en un bote.
-¿Vamos a seguir así?
-¿Así, cómo?
El chico suspira casi vencido y la mira.
-Así-Mueve las manos señalando a ambos-Como si nos diera igual lo que sintiéramos.
-¿Que sentimos?-Pregunta, guardando el último objeto que quedaba en la mesa y mirándolo.
Jesús sonríe.
-Todo. Sentimos todo. ¿No es así?
La mediana de los trillizos se encoje de hombros.
-No sé. Hemos cambiado mucho.
-Pero yo sigo queriendo estar contigo-Levanta un dedo señalando hacia Raquel-No me interrumpas-Sonrie y la chica asiente tragándose lo que iba a decir-Que te he descuidado cientos de veces. Pero todo esto es nuevo para mí. Hace un año solo era un niño al que le encantaba cantar, jugar a videojuegos, montar a caballo y vacilar a su hermano. Y al que le encantabas tú-Sonrie y agarra la mano de la chica atrayéndola un poco hacia él-Ahora en cambio viajo doscientas veces a la semana, tengo discos de oro y todo eso. Tengo que pensar durante siete horas lo que me voy a poner al día siguiente porque me pueden hacer una foto, y evitar juntarme con determinadas personas o decir ciertas cosas. Debo hacerle la pelota a toda la gente famosa que me presenten y me tengo que poner ropa que no me gusta solo para promocionarla. Tengo millones de fans a las que no tengo que defraudar con mis actos-Suspira y Raquel asiente-Soy un ejemplo para ellas. Tengo que ir todos los días a clases de canto, aprenderme canciones y bailar, por mucho que lo odie. Hay días que ni he dormido-La chica termina de acercarse y este la abraza, apoyandose en su pelo-Lo peor es que me separo de ti, y de mi familia, claro. No te llegas a imaginar lo muchísimo que echo de menos las putas tardes jugando a la play con tu hermano, o soportar a Marta cantando. Eso de venir aquí todas las tardes y ayudarte a aprenderte los verbos de inglés..
-Sigo sin sabermelos-Rie Raquel.
-Prepararte el desayuno cuando estabas con catarro, o picarte para que te rías y me pegues un puñetazo en el hombro de esos que te crees que duelen-Rie y le besa la frente-Joder, y vengas tu y eches a mi hermano a patadas para quedarte conmigo, que te rías de mi cuando me emociono con una canción de Justin Bieber, o que me ayudes a peinarme cuando se me queda el pelo ese rebelde en punta-La chica suelta una carcajada y le despeina-Ahora me lo hace la maquilladora y no mola tanto. Vamos a tener que seguir viajando a todos lados y dar millones de conciertos... Pero al final creo que todo el trabajo tiene su recompensa-Suspira-Y cuando me pongo ahí arriba delante de todas las fans y las oigo cantar y gritar nuestros nombres, creo que me recompensa. Es mi sueño ¿No?-Raquel asiente y sonríe-Y tu eres la que mejor lo sabe. Pero, joder, eso no compensa lo muchísimo que te quiero y lo jodido que me siento. No quiero que estés con otro-La chica rodea los ojos-Quiero que estés conmigo como antes, y que le digas al panoli ese del pelo amarillo que te deje en paz, coño, que yo llegué antes.

1."-Cállate. +Cállame." «Sueños paralelos» ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora