Hoy me levanté como de costumbre a las seis y media de la mañana. Solo para desayunar unos cereales y tomarme mi café de cada día.
He de decir que sin mi café no soy persona, soy un maldito zombie viviente que puede abrir los ojos de puro milagro, pero como dice mi profesora de inglés.
- En fin, la vida -, me parto de risa cuando lo dice, porque tiene toda la razón del mundo.
Me convierto en persona, maquillandome un poco y arreglando mi desastroso peinado mañanero, cogiendo mi mochila y mis cascos, emprendo de forma rauda mi camino hacia mis obligaciones diarias.En otras palabras chicos, que me voy a clase. Aquí mi mente trata de ponerlo todo muy bonito y funciona. * Espero que no le echen nada a los cafés que me compro*, *aquí yo toda pensativa y flipandolo, in the morning *.
Cuando llegó al Instituto, antes de entrar mi ojos se detienen a mi izquierda, en donde aparcan sus coches los profesores, al ver una silueta que me es familiar, una esbelta e inquietante figura, que tras notar que posó mi mirada en ella, me mira descaradamente.
Noto que se aproxima a mi en cuanto me ve, y yo presa del pánico huyo, metiendome en el Instituto, subo unas escaleras, y después otras hasta la segunda planta, quedandome a recobrar el aliento en un pasillo del segundo piso, en donde no había nadie.
- Bueno, creo que la he despistado, ¿ porqué salí corriendo?, ja, eso quisiera saber yo, pero bueno. -, * creo que me dió mazo vergüenza todo, y creo que ayer notó como la miraba con deseo, soy incorregible *.
Mientras mi cuerpo se mantenía estático, ignorando lo sucedido, y pensando que asignatura me tocaba ahora, de pronto sentía que ya no estaba sola.
Una presencia detrás de mí, una fría pero conocida presencia, acarició de pronto mi entrepierna, congelando mis músculos, pero calentando mi ser. Solo un dedo bastó para que mi cuerpo ardiese en deseo de más, aquella presencia se detuvo detrás de mí.
Impidiendo mi paso, empujándome con su cuerpo hacia la pared que tenía a mi izquierda, esa presencia parecía no querer dejarme ir, pues sus manos raudas acudieron a la llamada de mi humedad, haciéndola cada vez mayor, y a mi, presa de ella, presa de mi deseo, solo porque aquello continuase.
Era como un veneno inyectado en mi piel, que circulaba rápido por mis venas, manteniendome inmóvil. Se cerraban instintivamente para anular aquel deseo, consecuencia de ese tenue pero estimulante movimiento.
Pero era demasiado fuerte para controlarlo, la presencia sabía que mi deseo se agrababa a cada segundo, así que quiso incendiarme por completo, dándome tiernos besos en el cuello, succionando por momentos, haciendo que notará la humedad de sus labios. Segregaba su pasión y la depositaba en mi.
Con después pequeños lametones, que subían y bajaban por todo él hasta llegar a mi oído, donde se tomaba su tiempo para recorrer cada ápice de él. ¡Lo que me volvía más loca!, desataba mis infiernos y colmaba mi entrepierna, humedeciendo cada vez más esta, calentándome desde dentro, reflejándose en mi rostro y en mis manos, las cuales apretaba sobre la pared y sobre sí mismas, para contener mis gemidos.
Y que todo aquel que estuviese en otro sitio, que no fuese aquel solitario pasillo, en el que solo nos encontrábamos la presencia y yo, me oyera gemir de placer.
Qué sorpresa la mía cuando después de que mi cuerpo no pudiese más, una mano con un dulce movimiento, me gira.Y tras ponerme enfrente suya, eleva mi enrojecido y cansado rostro, sosteniéndome desde el mentón, y permitirme ver aquellos ojos azul eléctrico, que tanto me hipnotizaron la primera vez, encontrándose con los míos.
Su rostro al verle se funde con el mío, robándome un profundo beso, mientras su mano izquierda se ciñe a mi cintura, acercándome más a ella, sintiendo su calor, su olor, su esencia, su respiración en mi boca, la humedad de su lengua acariciando la mía, su pelo rozando mis mejillas, y su suave mano acariciando mi cintura, bajando lentamente hasta mi nalga, apretándola con dulzura, cada vez más fuerte, cada vez entrando más profundo en mi intimidad.
Por una vez en toda mi vida, deseaba no tener la capacidad de respirar, dado que yo no quería salir de aquel profundo beso, más mi cuerpo necesitaba oxígeno, y sé que el suyo también, nuestros cuerpos nos obligaron a separarnos de aquel bello momento, de aquel inesperado, pero placentero momento.
- No te has quejado ni lo más mínimo, eh, me da que pensar que lo estabas deseando -.
- Y...Yo..., n...no se, yo no sé nada -, yo agachaba la cabeza presa de la vergüenza de mirarla a la cara, ¡ por supuesto que lo estaba deseando! , ¿que se cree?, mis manos apretaban su camisa por encima de su pecho, mientras que su manos sostenían mi cintura.
- Vamos a clase, ¿ qué asignatura te toca ahora? -. * Estoy yo como para pensar lo que demonios me toca ahora, ¡ y yo que se! , yo solo quiero ir al baño y limpiar la cascada que me has creado.
- T...engo que mirarlo, ire primero al baño - .
- Vale, pero date prisa -, me cogió del mentón de nuevo, consiguiendo que la mirase a los ojos, y robándome un último beso antes de soltarme.
- No quiero que nadie piense que has estado haciendo cosas raras -, * ¡será maldita! *.
En cuento me soltó me fui corriendo al baño a limpiarme, me había puesto a mil, necesitaba limpiarme y borrar de mi mente lo que había pasado.
ESTÁS LEYENDO
Pasión prohibida.
Novela JuvenilMe llamó Rachel, soy bisexual, y desde hace un tiempo siento un fuerte deseo sexual por mi profesora de filosofia, el corazón se me pone a mil cada vez que me mira a los ojos, algún día se que me harás tuya, lo deseo, lo necesito, lo imploro.