¡𝑴𝑬𝑶𝑾! [𝑯𝑬𝑬𝑺𝑼𝑵]

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Lo que diferencia a Heeseung de Sunoo, es que, al no estar acostumbrado a hacer vida social y hablar con gente externa a su familia de forma regular, se volvía difícil el identificar cuando un sentimiento no es algo regular para aquella persona.

Mientras que, al ser una persona más extrovertida, el identificar cuando algo lo hacía sentir distinto a lo demás era un trabajo mucho más sencillo, porque podías notar esas diferencias.

Así que solo uno de ellos sería capaz de identificar a su pareja destinada.

Sunoo siempre fue muy alegre y expresivo. Nunca había sentido mucha vergüenza por nada en su vida, buena, exceptuando las cosas que su madre hacía y decía sobre él, ella siempre lograba que quisiera esconderse en algún rincón oscuro.

Era muy sociable también, no se le dificulta el hacer amigos de la edad que sean, podrían colocarle un nene en frente y en segundos ya estarían jugando muy amenos.

Su profesora siempre le había dicho que un omega no debían cometer tantas travesuras, que debías verse delicado y necesitando de protección para atraer a algún alfa, pero la verdad eso no le interesaba, porque él estaba seguro de que su pareja llegaría a su tiempo, sin necesidad de apresurar las cosas.

Tuvo algunos pretendientes en parte de su adolescencia, pero absolutamente ninguna pudo hacerle sentir aquellas mariposas en el estómago que narraba esos libros románticos de su madre, ni siquiera le hacía temblar o ponerse nervioso el estar en presencia de alguien atractivo o amigable. No le producían nada, no como Heeseung.

Sunoo debía admitir que en realidad ya conocía a Heeseung desde antes, claro que no en persona, pero algo es algo. Fue ese día que Soobin le invitó a su casa porque el mayor quería desahogarse con alguien por un amor no correspondido, que, al estar buscando en el baño, Sunoo se metió sin querer a una habitación, una que por cierto olía demasiado bien para ser verdad. No quería ser entrometido, pero en él nacía esa necesidad de buscar e impregnarse de aquel olor.

"Si nadie se entera, nada pasó" se dijo a sí mismo, tratando de excusar su comportamiento inapropiado y liberar un poco la culpa de estar hurgando en cosas ajenas.

Con extrema delicadeza tomó aquella fotografía, buscando que las caricias que le daba a ese pequeño rostro impreso se traspasaran a su dueño. Sonrió como siempre que hacía alguna travesura.

"Creo que valió la pena esperar tanto, al fin te encontré" le preguntó, "¿Es él no?" preguntó a su animal interno, recibiendo tan solo un fuerte ronroneo.