¿Amando A Un Demonio? (Mitsuri Kanroji X Male Reader)

Plan de Escape

Y/N: Okey... 

Durante el día tú madre se quedaba en su oficina, Yushiro dormía y se suponía que tú también. Sin embargo, tras mover un mueble hacia tú ventana para tapar el sol, empezaste a trabajar en el plan de escape.

Empezaste a caminar a lo largo de tu habitación, apretando tu nariz e intentando ordenar tus ideas.

Tomaste una libreta y apuntaste.

"Mamá trabaja de 12AM a 5PM" "Yushiro sale 4 días a la semana en el mismo horario"

Y/N: Fácil, tengo 5 horas para encontrar uno de los sellos de Yushiro, empacar y salir. Difícil no es. –dijiste confiado.

La necesidad de obtener un sello de Yushiro se debía a una técnica demoniaca de tu madre que no le permitía a nadie salir, a menos de tener un sello que contrarrestaba la técnica.

"Segunda parte, ¿Qué debo llevarme?"

Y/N: Ropa, dinero, comida y... ¿Libros? 

2 Días después. Noche. Presente.

Oíste a Yushiro salir por la puerta de la casa, bajaste a su habitación y empezaste a buscar uno de sus sellos, después de un rato, encontraste uno y sonreiste.

Subiste rápidamente a tu cuarto, tomaste tu mochila y saltaste hacia afuera.

Y/B: ¡Bon voyage! — dijiste a punto de dar tu primer paso a la libertad... Y te estrellaste contra el muro.

Y/N: ... ¿Eh? ¿Y esto? — dijiste, poniendo tus manos en la pared — ¡¿EHHHHH?!

Intentaste poner el sello en la pared y cayó como papel cualquiera.

Y/N: ¡¿SON DE UN SÓLO USO?! — gritaste frustrado — ¡¿Cuáles eran las probabilidades?!

Tiempo después te darías cuenta de que eran bastantes.

Previendo que tu madre no tardaría mucho en regresar, y que todos tus intentos por salir del muro eran inútiles, regresaste a tu habitación, desempacaste, llevaste el sello a la habitación de Yushiro para de paso ordenar lo que habías desordenado, regresaste al dormitorio y te sentaste en tu escritorio.

Y/N: (Mierda) — pensaste mientras sacabas una libreta de un cajón.

Empezaste a reescribir algunos detalles del plan, específicamente, los que involucraban la magia de Yushiro.

Si los sellos de Yushiro eran de un sólo uso tenías que encontrar la manera de robar uno después de su creación y, obviamente, que Yushiro no se percatara del uso.

Durante un par de horas te sumergiste en la reescritura de un plan que paso de ser absurdamente simple a abrumadoramente complejo en unos minutos hasta que, con el crujido de la puerta de la casa, escuchaste que tú madre y Yushiro habían regresado.

Tamayo: ¡Estamos en casa!

Rápidamente guardaste la libreta en el cajón, la cubriste con unas envolturas y objetos pequeños y bajaste las escaleras.

Y/N: Bienvenidos.

Ambos entraron a la cocina y se sirvieron algo de comer que habían hecho temprano.

Te serviste un poco de los fideos, te sentaste y comiste con ellos.

Tamayo: ¿Qué estuviste haciendo?

Y/N: Nada, leyendo el libro se Han...

A pesar de la mirada severa de tú madre continuaste.

Y/N: ¿Qué? Era lo único nuevo que podía leer.