Animales (Lee Jinho)

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¿Qué tenía de especial? ¿Por qué seguía viéndolo con esos ojos aún sabiendo el tipo de persona? Aún sabiendo que podría terminar muerta, no podía ni quería negarse a ese hombre.

—¿Ahora qué estás planeando? — Se acercó a Jinho por detrás, pasando sus brazos sobre sus hombros y abrazándolo. Sabiendo que podía terminar todo mal, era feliz viviendo en esa mentira.

Jinho tampoco la ayudaba para que pudiera alejarse de él y huir, no cuando pausaba su trabajo para besar sus manos tan dulcemente. Cerró su laptop y se dio vuelta para encararla, mirándola con esos ojos bondadosos y cariñosos, y aún sabiendo que era mentira, seguía cayendo ante ellos.

Seguía cayendo en sus brazos cada noche, cuando tomaba sus labios delicadamente; cuando sus manos acariciaban su silueta, desde su cintura hasta su rostro; cuando la desvestía como si fuera el hombre más amable del planeta; cuando le susurraba lo hermosa que era; ella solo podía caer ante él.

Abría sus piernas para posicionarse entre ellas, con sus largos y gráciles dedos frotaba su clítoris justo como a ella le gustaba, porque él conocía todo de ella. Con su rostro tan cerca del ajeno, compartiendo sus respiraciones entre suspiros y gemidos, y como si fuera un juego, para calentarla más, invadía su boca con su lengua, frotando las paredes de sus mejillas y empujándola hasta lo más profundo que pudiera llegar hasta el inicio de su garganta. En algún momento de toda esa secuencia, sin darse cuenta, sus dedos también la habían invadido, masturbándola firmemente, de a poco dejando de lado la gentileza inicial, empezando a mostrar su verdadero rostro. Sus dedos la golpeaban profundo y con fuerza en su vagina, sabiendo que de esa manera ella no podría mantenerse en silencio, la excusa perfecta para retarla.

—Estás siendo demasiado ruidosa, cariño. — Su lengua esta vez recorriendo su mejilla, como si de un animal se tratase, lamiéndola desde ese punto hasta su cuello, donde la mordía para que fuera aún más ruidosa, porque en ese punto ambos ya estaban empezando a mostrarse como realmente eran.

Su interior latía ante ahora la ausencia de algo que la llenara, mirándolo con ojos suplicantes por algo más, pero él jamás sería tan fácil de convencer. Dejándola mojada y deseosa de más, se alejaría para quitarse toda su ropa, mientras tanto, ella mirándola lo más excitada posible, sin un atisbo de vergüenza. —No creo que los animales lo hagan de esa manera. — Ahí estaba, esa voz a la que iba a obedecer las veces que fueran necesarias, que provocaba que su cuerpo reaccionara automáticamente, ubicándose sobre sus manos y rodillas, dándole una buena vista. Nuevamente sus manos la recorrerían con curiosidad, como si no hubiesen sido ya un millón de veces las que hacían eso, apretando sus muslos y masajeándolos, dando justamente diez nalgadas que dejarían su culo con marcas y ardiendo durante un par de días. Podía sentir el calor de su cuerpo acercarse a ella, poniéndose detrás de ella e inclinándose hasta que el sudor de su pecho se mezclara con el de su espalda, pegándose hasta llegar al costado de su rostro, repartiendo un par de besos en su mejilla mientras la tentaba allí abajo, rozando su falo contra sus pliegues, sin terminar de darle lo que realmente quería. Y como un cambio abrupto de panorama, su mano la tomó por la nuca y estrelló su rostro contra el colchón, sosteniéndola firmemente mientras la penetraba. 

Los gemidos se escuchaban ahogados contra la almohada, junto al choque de sus cuerpos, sin ningún cuidado, metiendo su erección hasta las bolas dentro de ella, fuerte y profundo provocando que su cuerpo rebotara debajo de él, obligándola a agarrar las sábanas como si fuera su única salvación. En su mente solo estaba la forma del pene que la hacía sentir tan bien, más larga que gruesa, con las venas perfectamente marcadas, llenándola de manera tan elegante incluso cuando lo estaban haciendo como unos animales.

Jalándola del cabello para que se enderezara, obligándola a sacar culo para que pudiera seguir penetrándola, ambos erguidos y ella con el rostro descubierto, lleno de lágrimas y rastros de saliva, y su boca abierta que soltaba gemidos y súplicas para él. —¿Qué tal se siente? — Otra vez burlándose de ella, cuando ella no podía coordinar ninguna palabra, ocasionando un nuevo regaño. —No entiendo nada de lo que estás diciendo, tienes que ser clara, ¿o no sirves ni para eso? — Redujo el ritmo de las embestidas, pero en cambio, aumentó su potencia y profundidad dentro de ella que rodó sus ojos hacia atrás cuando sentía un placentero dolor en sus tripas cada vez que la embestía de esa manera. —Un sucio animal, ruidoso, sudoroso, buscando sólo sentirte bien y arrastrándome contigo… — Su mano disponible llenó su cavidad bucal con sus dedos, esta vez haciéndolos llegar hasta la garganta, provocándole una arcada instantáneamente. 

—Pero no me molesta ser un animal contigo. — Eso estuvo fuera de cualquier guion sin querer planeado con el tiempo, sabía que no se lo estaba diciendo directamente, porque salió como un susurro, como si tuviera que ser un secreto. —Un animal hecho solamente para reproducirse, sí, si esa es tu parte favorita, cuando te lleno de mi semen, cuando fecundo tu útero una y otra vez. — Su voz naturalmente calmada empezaba a quebrarse debido a su respiración agitada, igual que sus movimientos se hacían más erráticos. —Hasta que tu vientre esté a punto de explotar por lo mucho que te voy a llenar de mi semen. — Mordió los dedos de él con fuerza, hasta hacerlos sangrar, cuando su interior fue pintado de blanco, provocando su propio orgasmo, apretando sus paredes hasta exprimirle la última gota de líquido. Sin haberse recompuesto del todo de su reciente clímax, Jinho ya empezaba con la segunda ronda, empujándola a la cama y acostándola de costado y él por detrás, levantando una de sus piernas para penetrarla mejor y frotar su clítoris deliciosamente, pero su conciencia se iba desvaneciendo de a poco.

Se paraba de la cama sosteniéndola con las piernas abiertas y su espalda pegada a su pecho, manipulándola sin problema mientras la hacía rebotar sobre su longitud hinchada y llorosa. Acostada sobre la cama, la seguía embistiendo, mordiendo su cuello, pecho y tetas, dejando marcas y heridas en cada lugar, si se veía tan linda, débil e indefensa con sus ojos cerrados, con su peso muerto debido a su estado de inconsciencia, podía hacerle lo que quisiera. Después de todo, ella era su animal favorito.

Estaba acostumbrada a despertar llena de dolor, sin saber si concentrarse en sus heridas corporales, en su vientre, en su zona íntima o en su cuero cabelludo; y ver su rostro observándola como una presa, cuando él ya estaba más que vestido como si no hubiese pasado nada. — ¿Cómo deberíamos llamarlo a este? Se venden mejor cuando tienen un nombre y un cierto vínculo sentimental con sus padres, los compradores adoran destruir familias. — Nunca iba a terminar de entender cómo de un rostro tan angelical como el de él podían salir palabras tan desagradables, pero estaba bien. Movió la mano hasta encontrarse con la de Jinho, entrelazando sus dedos, principalmente los dos que tenían un anillo, después de todo, era el hombre que decidió amar.

 Movió la mano hasta encontrarse con la de Jinho, entrelazando sus dedos, principalmente los dos que tenían un anillo, después de todo, era el hombre que decidió amar

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HOLA. ¿Qué les pareció? Es la primera vez que escribo de esta manera, pero tengo demasiadas ideas. Empecé por Jinho porque es el favorito de su servidora junto con Vasco (así que será el siguiente).


Hay pedidos abiertos por si quieren que escriba de un personaje en especial, también pueden especificarme si quieren tocar algún tema/fetiche en especial, acá no juzgamos nada de nada.

LOOKISM VIRAL (+18/NSFW)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora