Capítulo 25

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Clyde no entendía que le pasó en ese momento, pero por alguna razón eso lo seguía molestando pues simplemente no quería que nadie se le acerque demasiado a Tolkien, aún siendo consciente de que ambos no eran más que amigos. Ese hecho lo hacía sentir decaído, no tenía el derecho de hacerle una escena de celos a su amigo. Estaba en la obligación de pedirle una disculpa pero cómo siempre sucedía sus emociones eran tan fuertes que no podía ni pensar antes de actuar.

Tenía en la cabeza lo que había dicho tanto que le daba vergüenza, el moreno no era cómo tal chico.. Tolkien nunca lo usaría y si fueran pareja tampoco le sería infiel, pero ahí seguía la inseguridad de ser abandonado o rechazado por su persona especial.

- No, no puedes ir al colegio.

- Pero-.. uf, hoy si tenía bastante ganas de ir.

- Pues mala suerte, tengo que ir a trabajar pero ahí están las dos pastillas ya sabes dentro de un rato te la tomas y cambias el trapo, me parece que hay pasta y pues ahí ya ves.. tengo que irme, cuídate.

- Sí, pa' byee.. buena suerte, cuídate también.

De alguna u otra forma le alegraba no ir, nunca fue bueno disculpándose directamente por el simple hecho de que le daba vergüenza y se sentía expuesto, eso no significa que jamás había dado unas disculpas sinceras, lo hacía a su modo aún que no muchas personas lo entendieran. Además que cada vez que se disculpaba, el enojo del momento reaparecía en él.

Tolkien que no había dejado de pensar en su amigo desde inicio de clases se moría de la desesperación preguntándose varias cosas entorno al castaño, de verdad pues el psiquiatra le había llamado diciéndole que sería bueno que vigile a Clyde pues era alguien bastante espontáneo en situaciones erróneas, dónde debía hacer una pausa y pensar. El alfa ya no sabía cómo ayudarlo, qué debía de hacer. Para su angustia el Omega había faltado, se imaginaba varios escenarios negativos, quería ir pero ya a verlo en su casa. Aún más esas palabras diciéndole que era igual a "él" lo llenaba de rabia, no era igual y se lo iba a demostrar.

- ¿Bueno? Sí, disculpe Señor Donovan.. soy Tolkien.

Se había decidido por llamar al padre para calmar un poco desesperación, Clyde se encontraba bien pero no bien bien, ya había pedido permiso con sus padres que milagrosamente ya la pasaban más en el hogar pero su padre se le acercaba más para hablar respecto a la carrera que va a estudiar.

En la salida iba directo a la casa de los Donovan, de paso había visto unos collares de perro para persona cosa que no terminaba de entender. Abrió la puerta con delicadeza del hogar y de la misma forma la cerró, se dirigió a la habitación del chico el cuál se encontraba en silencio escuchando música a volúmen alto que se expandía por la habitación.

- ¿Clyde?

- ¿Ah?

Dió un salto del susto con los ojos algo abiertos, soltó un suspiro cuándo vió que se trataba de su amigo.

- Me asustaste.. ¿Cómo entraste?

- La puerta estaba abierta..

Se quedaron en silencio por unos momentos, cada uno tenía la mente por otra parte ambos llenos de dudas.

- Y.. ¿Por qué viniste?

- No viniste, pensé que había pasado algo así que vine.

Tolkien se sentó en la cama al lado de Clyde, su rostro se veía enrojecido, tocó la frente contraria para comprobar la temperatura.

- ¿Dónde está el trapo?

- ¿Trapo?

- Tu frente está húmeda por lo que supongo que han puesto un trapo húmedo aquí para la fiebre.

₍⑅ᐢ.𝘿𝙚𝙨𝙘𝙪𝙗𝙧𝙚𝙡𝙤.ᐢ⑅₎ •𝘖𝘮𝘦𝘨𝘢𝘷𝘦𝘳𝘴𝘦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora